Cuando ir al digestivo

Las 13 señales claras y alertas para consultar a un especialista digestivo.

8 razones para consultar a un medico de aparato digestivo icadig

Resumen en 30 segundos:
• Tras comidas copiosas: acidez, hinchazón y pesadez son habituales y suelen resolverse en 24–48 h. No suele ser preciso consultar.
Señales de alarma: vómitos persistentes, sangre en heces, dolor intenso que no cede, fiebre alta o piel y ojos amarillos. Acude a la consulta.
Cuando ir al digestivo: síntomas persistentes o de reciente aparición, pérdida de peso, acidez que no se controla IBP, dificultad para tragar, alteración del ritmo intestinal o anemia ferropénica no explicada.

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En este post, te ayudamos a orientarte con nuestra especialidad. Si no tienes un guía experto, saber de qué estamos hablando cuando se trata de asuntos que afectan al aparato digestivo, puede ser un auténtico embrollo. Acabarás perdido. En esta guía te explicamos qué síntomas requieren valoración médica y qué pruebas suelen solicitarse. Esperamos poder ayudarte.

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El viaje por el aparato digestivo

¿Qué es un especialista en digestivo? Un médico digestivo, también conocido como gastroenteróloga o gastroenterólogo, es un doctor o doctora especializad@ en el diagnóstico y tratamiento de enfermedades del aparato digestivo, que incluye el esófago, estómago, intestino delgado y grueso (este último también llamado colon), hígado, vesícula biliar y páncreas.

Estos órganos juegan un papel clave en la digestión y absorción de los alimentos y el agua que consumimos. ¿Sobra algo después de incorporar lo que necesitamos? ¡Siempre! Ese excedente son los residuos de los que no sacamos utilidad y que ha generado nuestra dieta. Han pasado por todo el tracto digestivo hasta su salida por el orificio anal.

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Tu especialista del aparato digestivo

¿Qué hacemos los médicos del ICAdig? Las médicas y médicos de aparato digestivo tenemos un amplio conocimiento sobre el funcionamiento normal del sistema digestivo y cómo funciona cada órgano durante la digestión. También evaluamos y tratamos a pacientes con enfermedades digestivas crónicas, como la enfermedad de Crohn, la colitis ulcerosa, algunos tipos de pancreatitis y el síndrome del intestino irritable, así como para detectar y tratar cánceres digestivos en sus etapas iniciales. Nos ocupamos además de los pacientes con enfermedades hepáticas, como la hepatitis viral, las hepatitis autoinmunes o la enfermedad hepática grasa no alcohólica (EHGNA). Estas enfermedades pueden afectar la función del hígado, que es un órgano vital para el cuerpo, ya que se encarga de desintoxicar los residuos de la sangre, producir bilis y ayudar a digerir los alimentos.

Una parte muy satisfactoria de nuestra labor es… ¡prevenir! Si conseguimos que nunca llegues a desarrollar un tumor digestivo, te ayudaremos infinito. Este asunto es de especial relevancia cuando se trata tanto de historias de familiares afectos por cáncer como de su propia historia. Si has tenido pólipos en el colon durante una colonoscopia, necesitarás que sigamos revisándote para que no llegues a desarrollar un cáncer. Lo mismo sucede si tiene algunos tipos de gastritis o esófago de Barrett, entre otras enfermedades del aparato digestivo que predisponen al desarrollo de tumores.

Además de realizar exámenes físicos y evaluar los síntomas de los pacientes, su médico digestivo también pueden recomendarle pruebas de diagnóstico. Pueden ser muy sencillas como un test de aliento: los hay para Helicobacter pylori, para intolerancia a la lactosa o para sobrecrecimiento bacteriano (SIBO). Otras pruebas, requieren una analítica de sangre: los niveles de transaminasas cuando sospechamos problemas en el hígado, o los marcadores tumorales son algunas de ellas. También solemos solicitar pruebas de imagen no invasivas (que no requieren introducir ningún aparato en el cuerpo): la ecografía abdominal es el ejemplo paradigmático. Pero también se incluyen aquí las radiografías de abdomen, los escáneres y las resonancias. Dentro de nuestra propia especialidad, las pruebas que hacemos los mismos especialistas de digestivo son de sobra conocidas: las endoscopias. Por la boca, las gastroscopias, las cápsulas, las duodenoscopias y las enteroscopias. Estas últimas permiten visualizar todo el intestino delgado. Por el ano, la colonoscopia y algunas enteroscopias, nos ayudan a determinar la causa de sus problemas digestivos.

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En las enfermedades biliopancreáticas y algunos tumores asociados, la CPRE y/o la ecoendoscopia pueden ser mandatorias.

Árbol biliopancreático durante una CPRE.
Árbol biliopancreático durante una CPRE.

Para los problemas de motilidad, las manometrías, impedanciometrías y pHmetrías del esófago, pueden estar indicadas para el tracto digestivo alto. Finalmente, en los problemas del ano y el recto, la manometría anorrectal y el bio-feedback pueden ser relevantes.

Una vez que hayamos establecido un diagnóstico, le recomendaremos tratamientos. Pueden ser cambios en la dieta y el estilo de vida, medicamentos, terapéuticas endoscópicas o cirugía.

También nos dedicamos a la investigación en enfermedades digestivas. Si su doctora o doctor está implicado o ha publicado artículos científicos, seguro que posee amplios conocimientos sobre el tema que ha investigado y le podrá ayudar mejor. Lo de buscar esta información en nuestra web, hemos pensado en ponérselo fácil:

Puede revisar, en el siguiente enlace, el curriculum de sus próximos especialistas digestivos.

Las 13 señales para consultar a un gastroenterólogo

Existen varios síntomas que pueden ser indicativos de un problema con el aparato digestivo y que deben ser evaluados por una médica o un médico de aparato digestivo.

Estos incluyen:

  • Dificultad para tragar (disfagia): Es la sensación de que la comida se atasca. Incluso puedes tener atragantamientos. En gente joven, la esofagitis eosinofílica es una causa frecuente, así como las complicaciones del reflujo gastroesofágico. Otras causas más raras son los trastornos de la motilidad del esófago como la acalasia, las infecciones por Candida o por virus herpes. Y, por supuesto, siempre hay que tener en mente los tumores del esófago o, en pacientes ancianos, los problemas neurológicos de base.
Úlceras esofágicas en paciente con esofagitis herpética
Úlceras esofágicas en paciente con esofagitis herpética
  • Dolor abdominal agudo e intenso o crónico o recurrente: En especial si te despierta por la noche o se asocia con fiebre. Entre los problemas agudos, cabe destacar la diverticulitis, la apendicitis o la pancreatitis aguda. Y sobre el dolor crónico tenemos un post en ICAdig.
  • Cambios en la forma o características de las deposiciones: ¿Cómo vas al baño? ¿Ibas bien pero ahora tienes diarrea o estreñimiento? O quizás, siempre has sido estreñida o estreñido y ahora haces las heces más líquidas. Siempre requiere estudio digestivo cuando aparecen cambios del ritmo intestinal.
  • Vómitos recurrentes o persistentes. Debe hacernos pensar en problemas del tubo digestivo superior, incluyendo el páncreas. El esófago o el estómago pueden tener un problema digestivo importante, sobre todo si aparece sangre.
  • Pérdida de apetito o pérdida de peso sin razón aparente. En especial, si se asocia anemia por pérdida de hierro (ferropénica). Con esto a los médicos siempre se nos dispara una alarma. Much@s pacientes se preocupan porque han cogido peso. No es que esto último no sea un motivo para consultar, pero ganar peso no suele ser un problema urgente salvo situaciones muy concretas.
  • Reflujo ácido o acidez de estómago: Es muy frecuente en los países occidentales y está en relación con que cada vez tenemos más problemas de sobrepeso y obesidad. Si ya sabe que tiene problemas de reflujo, ojo con el consumo de tabaco o alcohol. Preste especial atención si el reflujo no mejora con omeprazol o sus derivados o si aparecen síntomas de alarma: pérdida de peso, anemia ferropénica o disfagia, entre otros. Si tiene reflujo refractario y ardor con sabor amargo, tendremos que pensar en el reflujo biliar. Como siempre, aprovechamos para recomendarle que no consuma tabaco ni alcohol. Sobre tabaco y cáncer puede aprender cosas curiosas aquí: Tabaco y cáncer
  • Sangrado digestivo: Si procede del tracto digestivo superior pueden aparecer vómitos de sangre (hematemesis) o heces negras (melenas) y una causa frecuente es la úlcera gástrica o duodenal. Si se produce en la parte media o final del intestino delgado o en el colon, hablamos de hemorragia digestiva baja. Igual solo son unas hemorroides o una fisura anal. Pero cada vez, vemos más cáncer de recto y colon. Tanto en pacientes con edad avanzada como en gente más joven. Seguro que le agobia. Y que le da vergüenza contarlo. Pero no espere. ¡Consulte ya! Por cierto, si tienes más de 50 años, participa en el cribado del cáncer de colon. En España, los programas públicos invitan a hacerse la prueba de sangre oculta en heces cada 2 años. Con una simple muestra se pueden detectar pólipos de colon y cánceres precoces a tiempo. Si sale positivo, hay que hacerte una colonoscopia. Participar salva vidas, si recibes la carta, hazte el test de sangre oculta. Y si necesitas una colonoscopia, nos tienes a tu disposición.
  • Sensación de distensión, hinchazón abdominal o plenitud: es la sensación de estar lleno, aunque la ingesta alimentaria no hay sido importante. Puede ser solo dispepsia pero otras enfermedades muy importantes pueden estar implicadas. Entre ellas, la más frecuente es el síndrome de intestino irritable. En ocasiones, y si  tienes factores de riesgo, habrá que descartar SIBO.
  • Ictericia. Si la piel y / o los ojos se le ponen de color amarillo de repente, no tarde en consultar. Puede asociarse a la presencia de orina oscura (coluria), heces claras (acolia) o picores (prurito). Podemos estar hablando de un problema importante del hígado (una hepatitis aguda) o en las vías biliares. De estas últimas, las posibilidades más habituales como ejemplo de trastornos benignos y malignos, respectivamente, son las piedras en la salida de la vía biliar (coledocolitiasis) o un cáncer de páncreas.
  • Alteraciones analíticas sin una explicación clara: si tienes las transaminasas elevadas, la bilirrubina alta, los niveles de ferritina en ascenso o la calprotectina fecal alta, consulta sin demora.
  • Sospecha/confirmación de infección por H. pylori, enfermedad celíaca o inflamatoria intestinal (enfermedad de Crohn o colitis ulcerosa): Para confirmar diagnóstico, plan de tratamiento y seguimiento.
  • Antecedentes familiares de cáncer digestivo: Si tienes historia familiar de pólipos de colon, cáncer en el colon, estómago, páncreas e incluso otros órganos extradigestivos, como el endometrio o en las vías urinarias, es recomendable descartar un síndrome hereditario de cáncer de colon.
  • Efectos secundarios de fármacos para la obesidad: Los nuevos agonistas GLP-1 como la semaglutida o la tirzepatida, pueden estar asociados con tus problemas digestivos. Pero tampoco es infrecuente que tengas problemas relacionados con el uso de AINEs o anticoagulantes.

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A continuación, y antes de cerrar este post, queremos aprovechar para dejarte un breve resumen de los temas más actuales en nuestra especialidad en 2025

Hígado graso: ahora se llama MASLD. ¿Cuándo tengo que ir al digestivo?

En 2023 cambió el nombre de la “enfermedad por hígado graso no alcohólico (EHGNA)” y ahora hablamos de MASLD (metabolic dysfunction–associated steatotic liver disease). La causa principal es el síndrome metabólico (peso, glucosa y lípidos elevados e hipertensión arterial). Si en una analítica te sale el hígado “alterado” o en una eco aparece esteatosis, consulta en estas situaciones:

  • Diabetes tipo 2 o síndrome metabólico e hígado graso en la ecografía.
  • Transaminasas elevadas > 6–12 semanas.
  • Sospecha de fibrosis hepática (plaquetas bajas, elastografía / fibroscan alterados) o antecedentes familiares.
  • Asociación con consumo de alcohol o ciertas medicaciones.

El objetivo del digestivo es estratificar el riesgo de fibrosis (cirrosis), coordinar cambios de estilo de vida y, si hace falta, tratar enfermedades asociadas.

Sobre los agonistas GLP-1 (semaglutida y similares): síntomas digestivos y señales de alarma

Los agonistas GLP-1 ayudan a perder peso y a tratar la diabetes, pero pueden dar náuseas, vómitos, diarrea, dolor abdominal y, más raramente, enlentecimiento gástrico marcado. Pide valoración si:

  • Los vómitos impiden comer/beber >24–48 h,
  • hay dolor abdominal persistente o empeoramiento al subir dosis,
  • presentas sangre en heces o vómitos, pérdida de peso no buscada o deshidratación.
    El ajuste lento de dosis y las pautas dietéticas pueden reducir esos efectos.

 

Helicobacter pylori: en quién hay que buscarlo hoy

Hoy recomendamos test y tratamiento de H. pylori en dispepsia, cuando has tenido una úlcera, si tienes lesiones gástricas preneoplásicas o has tenido un pólipo hiperplásico gástrico o un cáncer gástrico precoz que se ha extirpado o si hay antecedentes familiares de primer grado cáncer gástrico. Siempre hay que confirmar la erradicación con una prueba no invasiva (test de aliento o prueba en heces). Se debe evitar el uso de serologías como prueba diagnóstica y elegimos regímenes de erradicación actualizados según las Guías europeas más actualizadas. Y si tienes duda de si los probióticos pueden ayudar, consúltalo aquí.

En resumen

Si presentas sangrado, pérdida de peso involuntaria, vómitos persistentes, dolor abdominal intenso o ictericia, consulta con un especialista digestivo sin demora. También es aconsejable pedir cita cuando los síntomas (acidez, pesadez, cambios del ritmo intestinal) duran más de 2–3 semanas o no responden al tratamiento habitual. Un diagnóstico temprano evita complicaciones y permite elegir el tratamiento más adecuado.

Si existen antecedentes familiares de enfermedades digestivas (pólipos o cáncer colorrectal, EII, celiaquía, enfermedad hepática), conviene programar una valoración para estudiar riesgos y planificar cribado, aunque no suela ser urgente. Cuidar tu salud digestiva es una inversión a largo plazo; si tienes dudas, estamos para orientarte y acompañarte en cada paso.

PREGUNTAS FRECUENTES

1) ¿Cuándo debo ir al digestivo por acidez o reflujo?

Si la acidez se hace frecuente o persistente, no mejora con tratamiento (antiácidos o IBP) o se acompaña de disfagia, pérdida de peso, anemia o vómitos, pide cita. También si necesitas omeprazol “a diario” para estar bien o reaparecen los síntomas al retirarlo.

2) Tomo fármacos GLP-1 (semaglutida/tirzepatida): ¿qué síntomas son normales y cuáles preocupan?

Son frecuentes náuseas leves, sensación de distensión abdominal y heces blandas al subir dosis. Consulta si hay vómitos que impiden comer o beber >24–48 h, dolor abdominal persistente, sangrado o pérdida de peso no buscada; podría requerir ajuste del tratamiento o estudio digestivo.

3) Me han dicho que tengo hígado graso (MASLD): ¿necesito especialista?

Sí, si tienes diabetes/síndrome metabólico, transaminasas elevadas >6–12 semanas o sospecha de fibrosis en pruebas (p. ej., elastografía). El digestivo valora el riesgo de progresión, pauta cambios de estilo de vida y coordina estudios o tratamientos cuando hacen falta.

4) Cribado de cáncer colorrectal: ¿a qué edad y qué prueba me toca?

Cuando cumples los 50 años de edad, seas hombre o mujer, y si no tienes factores de riesgo adicionales, se recomienda realizar sangre oculta en heces cada 2 años. Si sale positivo, el siguiente paso es una colonoscopia para localizar y tratar posibles lesiones. Si tienes familiares con pólipos avanzados o cáncer, consulta porque requerirás un plan personalizado.

5) Helicobacter pylori: ¿cuándo buscarlo y qué hacer después?

Se recomienda investigarlo en dispepsia y antecedentes familiares de cáncer gástrico, entre otras situaciones. Tras el tratamiento, hay que confirmar la erradicación con una prueba no invasiva. Se recomienda evitar la serología como prueba diagnóstica inicial.

 

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