Cómo saber si un dolor de estómago es peligroso: guía clínica completa
Cuándo es solo una molestia y cuándo debes preocuparte
- Dr. José Carlos Marín
- Junio 2025
- Gastroenterología
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El dolor de estómago es una dolencia frecuente que la mayoría de las personas experimenta en algún momento de su vida. Es uno de los motivos de consulta más frecuentes al médico de familia y a los especialistas de aparato digestivo. En la mayoría de las ocasiones se relaciona con alteraciones funcionales o irritaciones leves que remiten con dieta adecuada y medidas higiénico-dietéticas. Sin embargo, un porcentaje de pacientes presenta molestias que requieren una valoración experta para descartar enfermedades potencialmente graves. Esta guía explica cómo saber si un dolor de estómago es peligroso, qué signos de alarma obligan a solicitar una consulta y qué recursos diagnósticos y terapéuticos están disponibles.
Definición de “dolor de estómago”
El dolor de estómago es una sensación incómoda o dolorosa localizada en la región abdominal superior. Y puede que te preguntes cuándo ir al digestivo por dolor abdominal.
En el lenguaje médico el término dolor de estómago suele referirse al dolor epigástrico, situado entre el borde inferior del esternón y el ombligo y se denomina dispepsia. La dispepsia o los síntomas dispépticos se subdividen en dos tipos: dispepsia de tipo dolor epigástrico (si notas dolor o ardor al final del esternón, en la zona media) y dispepsia de tipo distrés postprandial (cuando tus síntomas predominantes son la sensación de distensión o hinchazón tras la ingesta de alimentos o la saciedad precoz).
No obstante, el síntoma puede originarse en otros órganos abdominales —esófago, duodeno, páncreas o vesícula— que comparten inervación con el estómago. Esta imprecisión anatómica obliga a una historia clínica detallada y, si procede, a pruebas específicas.
Dolor de estómago y ansiedad: ¿cómo identificarlo?
Existe una estrecha conexión entre el sistema digestivo y el sistema nervioso, a través del llamado eje intestino-cerebro. Esta comunicación bidireccional explica por qué los trastornos de ansiedad pueden desencadenar síntomas digestivos, incluyendo dolor de estómago, náuseas, sensación de opresión abdominal o alteraciones en el tránsito intestinal.
En personas con niveles elevados de estrés o ansiedad, es frecuente que aparezcan molestias abdominales, sin que haya una enfermedad orgánica de base. Esta situación se da porque el estrés emocional puede alterar la motilidad gástrica, aumentar la secreción ácida o amplificar la sensibilidad visceral, lo que predispone a la aparición de síntomas dispépticos. Este tipo de dolor, de causa funcional, no responde bien a tratamientos farmacológicos convencionales y requiere un enfoque combinado que incluya medidas dietéticas, técnicas de manejo del estrés e incluso terapia cognitivo-conductual en casos seleccionados.
Este tipo de dolor forma parte tanto de la dispepsia funcional como del síndrome de intestino irritable, y aunque no se consideran enfermedades peligrosas, pueden afectar significativamente la calidad de vida.
En ICAdig, abordamos estos casos con un enfoque integral que incluye:
- Tratamiento farmacológico personalizado.
- Valoración por el equipo de psicología clínica, cuando resulta preciso.
- Intervención nutricional para reducir los factores irritantes.
Este enfoque multidisciplinar ha demostrado ser eficaz para disminuir tanto la intensidad como la frecuencia de los episodios.
Dolor de estómago probablemente no peligroso
El dolor de estómago suele ser benigno cuando presenta las siguientes características:
- Es leve, intermitente y dura menos de una semana.
- Aparece tras comidas copiosas o irritantes y mejora con dieta blanda.
- No se acompaña de fiebre, sangrado ni pérdida de peso.
- Cede con antiácidos o analgésicos suaves pautados por su médico.
- Se ha diagnosticado previamente como dispepsia funcional, reflujo gastroesofágico leve o distensión por gases.
En estos contextos basta con vigilancia domiciliaria, corrección dietética y revisión si los síntomas se intensifican.
Criterios de alarma que indican peligro
El dolor de estómago puede ser clínicamente peligroso cuando cumple uno o más de los siguientes datos de alarma:

Ante cualquiera de estos signos se recomienda consulta urgente con un especialista en aparato digestivo. Estos síntomas de alarma deben motivar una evaluación diagnóstica rápida, habitualmente con endoscopia digestiva alta, para descartar causas orgánicas graves.
La presencia de estos síntomas no distingue por completo el órgano de origen, pero orienta hacia problemas significativos en el estómago, esófago, duodeno, páncreas o vías biliares.

Dolor de estómago: Causas frecuentes y problemas que requieren atención urgente
El dolor abdominal es uno de los motivos de consulta médica más frecuentes. En la mayoría de los casos responde a causas leves y autolimitadas, pero en otras ocasiones puede ser el primer signo de una enfermedad grave. Diferenciar entre ambas situaciones es fundamental para saber si el dolor de estómago puede ser peligroso.
A continuación, se describen las causas más habituales, diferenciando entre las benignas y aquellas que requieren valoración médica especializada.
Causas frecuentes y generalmente benignas de dolor de estómago
Son las causas más comunes de dolor abdominal epigástrico y suelen responder bien al tratamiento conservador:
Dispepsia funcional
Es una causa muy habitual de molestias gástricas sin daño visible en la mucosa. Se caracteriza por ardor en la zona superior del abdomen, sensación de saciedad precoz, náuseas o digestiones pesadas. Su origen está relacionado con hipersensibilidad visceral o alteraciones en la motilidad gástrica. Aunque no representa un riesgo grave, suele afectar tu calidad de vida. El tratamiento con fármacos inhibidores de la bomba de protones, como el omeprazol y su familia, son la piedra angular del tratamiento en la dispepsia de tipo dolor epigástrico, así como la erradicación de la infección por H. pylori. Por otra parte, los fármacos procinéticos, que facilitan el vaciado gástrico, junto a las modificaciones dietéticas, son de elección en la dispepsia de tipo distrés posprandial.
Gastritis
Es la inflamación de la mucosa gástrica por un desequilibrio entre factores que lesionan la mucosa y aquellos que la defienden.
Las causas más frecuentes de gastritis son la infección por Helicobacter pylori y el uso de antiinflamatorios no esteroideos (AINEs). La infección por H. pylori sigue siendo la principal causa de gastritis crónica a nivel mundial. El uso de AINEs, incluyendo aspirina, es la segunda causa más común y está asociado tanto a gastritis aguda como crónica, especialmente en adultos mayores.
Otras causas menos frecuentes incluyen la gastritis reactiva (por reflujo biliar o irritantes químicos), y la gastritis asociada a estrés fisiológico grave (por ejemplo, en pacientes críticos, ingresados en UCI). Por supuesto, el consumo excesivo de alcohol y el tabaquismo también pueden contribuir.
Reflujo gastroesofágico
El retorno anómalo del contenido ácido del estómago hacia el esófago produce ardor retroesternal, dolor en la parte alta del abdomen, tos crónica o regurgitación ácida. Es frecuente que se confunda con la dispepsia dado que hasta un 30-40% de los pacientes con una de estas condiciones presentan síntomas de la otra. Este hecho refleja que hay mecanismos fisiopatológicos compartidos, como alteraciones en la acomodación gástrica, vaciamiento gástrico retardado y sensibilidad visceral aumentada.
Intolerancias alimentarias
La malabsorción de lactosa o intolerancia a la lactosa se da por falta de persistencia de lactasa (la enzima que degrada la lactosa en glucosa y galactosa) y es una variante normal en humanos, por lo que no se considera una enfermedad. Sin embargo, cuando se mantiene el consumo de lactosa por encima de la dosis equivalente a un vaso de leche al día, pueden aparecer síntomas parecidos a los dispépticos. También la ingesta de gluten, si tienes una enfermedad celíaca sin diagnosticar, provoca dolor abdominal recurrente, hinchazón, flatulencia y diarrea. La identificación y eliminación de los alimentos con gluten son la clave para el manejo.
Distensión abdominal por gases
Se trata de la acumulación de gases que produce sensación de hinchazón y molestias, común en situaciones de estrés o tras comidas copiosas.
El gas dentro del tubo digestivo te puede inducir distensión gástrica o intestinal, lo que, en presencia de aumento de la sensibilidad visceral o alteraciones en la acomodación de tu estómago, puede desencadenar síntomas dispépticos como plenitud, saciedad precoz, dolor epigástrico y malestar postprandial. Además, algunas circunstancias como la disinergia abdominofrénica pueden amplificar la percepción de distensión y contribuir a tus molestias.
En la disinergia abdominofrénica se produce una alteración de un reflejo en el que, ante estímulos como la distensión gástrica o intestinal (por ejemplo, tras una comida o por gases), se produce una contracción paradójica del diafragma y relajación de la pared abdominal anterior. Y es que, en condiciones normales, el aumento de volumen del abdomen induce relajación diafragmática y contracción de la pared abdominal, evitando la distensión visible. En la disinergia abdominofrénica, este patrón se invierte, lo que genera protrusión abdominal evidente, aunque el volumen de gas no sea suficiente para justificar tanta distensión.
Estreñimiento funcional
Es una alteración del ritmo intestinal sin causa orgánica que genera acumulación de heces, sensación de presión en el abdomen, gases, distensión y dolor generalizado, que suele mejorar tras la evacuación.
Los mecanismos que lo provocan incluyen alteraciones en la motilidad del colon, hipersensibilidad visceral y, en algunos casos, disfunción de la coordinación de los músculos del suelo pélvico (disinergia defecatoria), lo que puede solaparse con síntomas de distensión abdominal y malestar similares a los de otros trastornos funcionales digestivos.

Causas que pueden poner en riesgo tu salud
Estas situaciones requieren valoración médica experta y, en algunos casos, atención urgente para evitar complicaciones graves:
Úlcera péptica complicada
Lesiones en la mucosa gástrica o duodenal que pueden sangrar o perforarse, causando dolor intenso. Pueden presentarse de forma muy solapada y tener un excelente pronóstico o, en el otro extremo, llegar a comprometer la salud de forma muy seria.
Apendicitis o diverticulitis aguda
La apendicitis aguda puede causar dolor epigástrico en su fase inicial. Aunque el dolor típico de la apendicitis se localiza en la fosa iliaca derecha, en las primeras horas suele presentarse como un dolor mal localizado, frecuentemente en el epigastrio o periumbilical, debido a la inervación visceral compartida. Sobre todo, se debe sospechar en el diagnóstico del dolor epigástrico, cuando aparece con síntomas de alarma o cambios en el patrón habitual del dolor.
La diverticulitis puede causar dolor epigástrico, aunque lo más frecuente es el dolor en el cuadrante inferior izquierdo. El dolor epigástrico puede presentarse especialmente cuando la inflamación afecta el colon en el ángulo esplénico o en casos atípicos, y debe considerarse en el diagnóstico diferencial de dolor epigástrico agudo, similar a la apendicitis en su fase inicial.
Colecistitis y cólico biliar obstructivo
Se trata de la inflamación de la vesícula biliar o de las ramas biliares, que provoca dolor intenso en hipocondrio derecho, bajo las costillas. Puede presentar un riesgo de infección grave.
Pancreatitis aguda o crónica
En este caso se produce Inflamación del páncreas. Puede tener un curso muy leve o, por el contrario, generar una situación de riesgo de fallo orgánico y diversas complicaciones.
Obstrucción intestinal
Es una alteración del tránsito intestinal en la que el contenido del interior del tubo digestivo no puede progresar y que se manifiesta con dolor abdominal intenso, vómitos y distensión. Las causas más frecuentes de obstrucción intestinal son las adherencias intraabdominales (secuelas de cirugías previas), las hernias (internas o externas) y los cánceres.
En el intestino delgado, las adherencias postquirúrgicas son la causa principal, seguidas por hernias y, en menor proporción, tumores. En el colon, la obstrucción suele deberse a cáncer colorrectal, seguido de diverticulitis complicada (con estenosis o absceso) y, menos frecuentemente, vólvulo (una zona torsionada en un asa intestinal). Otras causas menos comunes incluyen la enfermedad de Crohn con estenosis, la impactación fecal (especialmente en ancianos o en el contexto de estreñimiento funcional) o los cuerpos extraños.
Enfermedad inflamatoria intestinal
Tanto la enfermedad de Crohn como la colitis ulcerosa, producen inflamación crónica y ulceraciones en el tracto digestivo, pudiendo provocar dolor abdominal.
Neoplasias digestivas
Los tumores malignos que pueden afectar al estómago, colon, páncreas o hígado, puede manifestarse con dolor abdominal persistente y otros síntomas de alarma.
Ante la presencia de dolor abdominal persistente, intenso o acompañado de signos de alarma, es fundamental solicitar valoración especializada en aparato digestivo para un diagnóstico precoz y tratamiento adecuado.
Checklist de autoevaluación: ¿debería preocuparme?
Si experimentas dolor abdominal, puedes realizar esta breve autoevaluación en casa. Contestar afirmativamente a dos o más preguntas puede indicar que el dolor de estómago es potencialmente importante:
- ¿El dolor es tan intenso que interrumpe tus actividades diarias?
- ¿Llevas más de una semana con dolor sin mejoría evidente?
- ¿Tienes fiebre, vómitos persistentes o deposiciones oscuras o con sangre?
- ¿Has perdido peso de forma involuntaria?
- ¿Tienes ictericia (piel amarilla), palidez marcada o fatiga constante?
- ¿Tomas antiinflamatorios (AINE) de forma crónica?
- ¿Tienes antecedentes familiares de enfermedades digestivas graves o cáncer gastrointestinal?
¿Qué pruebas se utilizan para saber si un dolor de estómago es peligroso?
En ICAdig disponemos de herramientas diagnósticas que permiten identificar de forma precisa el origen del dolor abdominal y descartar enfermedades graves. Estas pruebas se indican tras una primera valoración médica y se adaptan a la situación clínica de cada paciente. Las más habituales incluyen:
- Analítica completa, con estudios de función hepática y marcadores digestivos de actividad inflamatoria.
- Prueba de aliento para Helicobacter pylori, útil en casos de gastritis o úlceras.
- Ecografía abdominal, para valorar hígado, vesícula, páncreas e intestino.
- Endoscopia digestiva alta y colonoscopia, con sedación, para examinar directamente el interior del aparato digestivo.
- TAC o resonancia magnética abdominal, indicadas ante sospechas de lesiones internas o complicaciones.
- Manometría y pH-metría esofágica, para estudiar trastornos funcionales como el reflujo o la acalasia.
Estas exploraciones permiten diferenciar entre causas benignas y dolencias más serias, y evitan retrasos en el inicio del tratamiento adecuado.
¿Qué tratamiento se recomienda inicialmente y cómo prevenir futuros episodios?
Una vez descartada una causa grave, el tratamiento del dolor de estómago se orienta a aliviar los síntomas, mejorar la función digestiva y prevenir nuevos episodios. En ICAdig proponemos un enfoque integral que incluye:
- Alimentación adecuada, basada en una dieta baja en grasas, especias y alimentos irritantes. Se recomienda repartir la ingesta en comidas pequeñas y frecuentes.
- Evitar los hábitos tóxicos como el alcohol y el tabaco.
- Mantener un peso saludable mediante ejercicio moderado y rutina física.
- Reducción del estrés, con técnicas de relajación o apoyo psicológico cuando sea necesario, especialmente si existe relación con la ansiedad.
- Tratamiento farmacológico personalizado, indicado por el especialista según el diagnóstico (antiácidos, protectores gástricos, etc.).
- Revisiones periódicas en pacientes con antecedentes familiares o factores de riesgo para enfermedades digestivas.
Estas medidas son eficaces tanto en el manejo sintomático como en la prevención a medio y largo plazo. Y, recuerda que si tu dolor de estómago, no se quita con omeprazol u otro fármaco de su familia, plantéate consultar.
¿Cuándo acudir urgentemente a un centro médico?
Saber cuándo un dolor de estómago puede ser peligroso implica reconocer ciertos síntomas de alarma. En los siguientes casos, se recomienda acudir de forma inmediata al servicio de urgencias:
- Dolor abdominal repentino, de gran intensidad, que se acompaña de mareo, sudoración fría o pérdida de conocimiento.
- Vómitos con sangre o con aspecto de “posos de café”.
- Heces negras (melenas) o presencia de sangre en las deposiciones.
- Abdomen muy hinchado, con dificultad para expulsar gases o defecar.
- Fiebre alta mantenida, junto con dolor abdominal constante.
- Coloración amarilla de la piel o los ojos (ictericia) de aparición súbita.
Estas manifestaciones pueden indicar una complicación seria (hemorragia, perforación, infección grave, obstrucción intestinal…) y requieren evaluación inmediata. En ICAdig disponemos de circuitos de derivación preferente con hospitales de referencia para asegurar una atención rápida y eficaz en los casos más críticos.

Preguntas frecuentes sobre el dolor de estómago
- ¿Cuándo debo preocuparme por un dolor de estómago?
Debes preocuparte si el dolor es muy intenso, dura más de una semana, o se acompaña de síntomas de alarma como vómitos con sangre, pérdida de peso inexplicada, anemia, ictericia o dificultad para tragar. En estos casos, es importante acudir cuanto antes al especialista en aparato digestivo.
- ¿Qué significa si tengo dolor de estómago después de comer?
Podría tratarse de dispepsia funcional, reflujo gastroesofágico o una intolerancia alimentaria. Si el dolor aparece con frecuencia tras las comidas, conviene valorar el caso con un profesional para descartar causas más relevantes.
- ¿El estrés o la ansiedad pueden causar dolor de estómago?
Sí. El eje intestino-cerebro explica cómo la ansiedad y el estrés pueden afectar directamente al sistema digestivo, provocando síntomas como dolor epigástrico, náuseas o hinchazón. Este tipo de dolor, de causa funcional, requiere un enfoque integral que combine tratamiento médico, psicológico y nutricional.
- ¿Qué pasa si el dolor de estómago no mejora con omeprazol?
Si no hay mejoría tras usar omeprazol u otros protectores gástricos, puede tratarse de una dispepsia funcional no relacionada con la acidez, o de otra patología distinta como intolerancias, trastornos motores del estómago o incluso causas no digestivas. En estos casos, se recomienda una evaluación médica más precisa. Se recomienda verificar que realmente se trata de dispepsia funcional y no de otra patología digestiva o de otra área no digestiva, así como evaluar síntomas que puedan sugerir otras entidades como ERGE, trastornos funcionales superpuestos (como intestino irritable) o incluso causas no digestivas. En general, se suele recomendar al menos una gastroscopia para descartar problemas estructurales.
Conclusión
Para saber si un dolor de estómago es peligroso es preciso valorar la intensidad, la duración y los síntomas acompañantes. La presencia de signos de alarma obliga a una evaluación especializada para descartar úlceras complicadas, enfermedades inflamatorias o neoplasias.
En ICAdig encontrará un equipo multidisciplinar que aplica la medicina más actual para diagnosticar, tratar y prevenir las enfermedades del aparato digestivo. Si su dolor no mejora o reúne alguno de los criterios descritos, solicite una consulta presencial o por videoconferencia y acceda a nuestro Test de Salud Digestiva para una orientación inicial basada en evidencia científica.