La familia del omeprazol
- José Carlos Marín
- Noviembre 2022, actualizado agosto 2024
- Gastroenterología clínica
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Probablemente los conozcas como “protectores de estómago”. Se trata de fármacos muy efectivos para el tratamiento de las enfermedades relacionadas con el ácido. Posiblemente, el reflujo gastroesofágico, muy frecuentemente asociado a la hernia de hiato y que puede inducir esofagitis, sea la indicación más frecuente. La gastritis erosiva y las úlceras de estómago o duodeno también forman parte de este grupo de enfermedades denominadas “pépticas”.
Las pautas de duración del tratamiento suelen rondar las ocho semanas para problemas agudos. Sin embargo, no es infrecuente que su uso se prolongue por motivos poco evidentes. Si quieres estar segur@ de si tomas de forma crónica un fármaco de la familia del omeprazol por una buena razón o si debieras haberlo suspendido, sigue leyendo.
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Omeprazol: A qué familia pertenece
La familia del omeprazol (pantoprazol, esomeprazol, lansoprazol y rabeprazol) está formada por un grupo de medicamentos denominados inhibidores de la bomba de protones (IBPs).
El omeprazol y su familia actúan bloqueando una enzima en la superficie de las células parietales del estómago conocida como «bomba de protones». El término médico es “H+/K+ ATPasa”.
Esta enzima es la responsable de producir el ácido que ayuda a la digestión. Al inhibir esta bomba, de forma irreversible, el omeprazol disminuye la producción de ácido, lo que permite que las paredes del estómago y el esófago se curen y reduce la sensación de acidez.
El omeprazol y derivados son fármacos que se activan en un ambiente ácido. Tras tomar alguno de estos medicamentos de la familia del omeprazol, los absorbes en tu intestino delgado y pasan a tu torrente sanguíneo. Vehiculados en tu sangre llegan hasta las células parietales del estómago. Allí, se acumulan en sus canalículos secretores donde se unen a la bomba de protones, bloqueando su acción de manera prolongada, y con ello, la etapa final de la secreción de ácido gástrico.
Como ves, aunque el sitio de acción es local en el estómago, la absorción a la sangre es un paso necesario para que los medicamentos de la familia del omeprazol lleguen a sus células diana y se activen adecuadamente. En resumen, los IBPs deben ser absorbidos hacia tu torrente sanguíneo para ser efectivos, ya que su activación y acción final ocurren en el ambiente ácido de las células parietales del estómago.
Cómo tomar omeprazol
Los IBPs deben tomarse de una manera concreta para maximizar su absorción y eficacia. Dado que los medicamentos de la familia del omeprazol son profármacos que necesitan ser absorbidos en el torrente sanguíneo y luego activarse en el ambiente ácido de las células parietales del estómago, la administración correcta es crucial.
¿Quieres saber cuándo tomar omeprazol? En ese caso, sigue leyendo.
Para una óptima supresión del ácido gástrico, los IBP deben tomarse antes de realizar una ingesta de alimento. Esto se debe a que la estimulación de la secreción ácida por la comida activa las bombas de protones, permitiendo que los fármacos de la familia del omeprazol se unan a ellas de manera más efectiva. Un estudio demostró que tomar omeprazol o lansoprazol 15 minutos antes del desayuno resultó en un mejor control de la acidez gástrica diurna en comparación con tomar el medicamento sin una comida.
La administración óptima de los IBP suele ser en ayunas, generalmente 30-60 minutos antes de una comida. Esto asegura que el fármaco tenga tiempo suficiente para ser absorbido y alcanzar las células parietales activas por la ingesta de alimentos. Por ejemplo, la FDA recomienda que el pantoprazol de liberación retardada se tome aproximadamente 30 minutos antes de una comida.
Es muy importante tener en consideración que estos fármacos no los debes triturar, partir ni masticar, ya que esto puede comprometer la integridad del recubrimiento diseñado para proteger el fármaco de la degradación ácida en el estómago (recuerda que debe llegar correctamente al intestino para absorberse primero y luego volver por la sangre al estómago).
En el caso concreto del esomeprazol (uno de los derivados del omeprazol), el comprimido puede disolverse en medio vaso de agua sin gas, como alternativa, cuando hay algún problema para masticar o tragar o si es necesario pasar el fármaco por una sonda. No debes usar otros líquidos que no sean agua, ya que podría disolverse su cubierta. Debes remover bien el agua hasta que el comprimido se desintegre. El líquido con los gránulos lo deberías beber inmediatamente o en el plazo de 30 minutos. Luego, rellena de nuevo la mitad del vaso con agua y bebe el contenido. Tampoco debes masticar ni triturar los gránulos que se liberan en el agua.
En resumen, los medicamentos de la familia del omeprazol deben tomarse en ayunas, preferiblemente 30-60 minutos antes de una comida, para asegurar una absorción y eficacia óptimas.
La magnitud del problema con el omeprazol y derivados.
Adicionalmente, se describen de forma cada vez más frecuente, potenciales efectos secundarios del omeprazol muy variados. Entre ellos, problemas de función renal, aumento del riesgo de fracturas o demencia. Más recientemente, incluso se ha asociado con una mayor probabilidad de adquirir COVID-19.
Mayoritariamente, estos efectos secundarios de la familia del omeprazol se han detectado en estudios de baja o moderada calidad científica y no existen datos de alta calidad que establezcan una relación causa-efecto entre el uso de IBP y el evento adverso. Lo que está claro es que, si la indicación del tratamiento es dudosa, por pequeño que sea el riesgo, se incrementa la probabilidad de que puedas sufrir un daño potencial y es recomendable que te los suspendan.
Sucede lo contrario si están bien indicados como tratamiento de mantenimiento. En esta última situación, no debes detener su empleo por el miedo a los posibles efectos secundarios. La correlación inequívoca IBP-evento adverso, no suele estar ampliamente demostrada. En definitiva, son medicamentos seguros pero deben aportarle valor.
Tu médico, por tanto, debe detallarte cuál es el motivo para que los tomes, durante cuánto tiempo y, si tienes que dejar de tomar omeprazol en algún momento, cuál es el objetivo que debe haberse cumplido para suspenderlo.
¿Tienes molestias de garganta y te han indicado un fármaco de la familia del omeprazol?
En ocasiones, tu médico de cabecera, el especialista de digestivo o el otorrino te plantean comenzar tratamiento con algún medicamento de la familia del omeprazol por síntomas que creen que pueden ser debidos a reflujo gastroesofágico. La tos crónica, la ronquera, el carraspeo o la sensación de globo en la garganta son algunos de ellos.
Pues tienes que saber que la recomendación de la Asociación Americana de Gastroenterología (AGA) es que se suspenda el tratamiento. ¿La razón? No hay estudios que hayan demostrado claros beneficios para el paciente en la mayoría de estas situaciones. De hecho, no se deben emplear para tratar la tos, el asma o la laringitis salvo que se pueda establecer una asociación entre los síntomas y la presencia de reflujo mediante una pHmetría (una prueba que detecta el reflujo colocando una sonda en el esófago, a través de la nariz).
Esto se debe a que, en la mayoría de los estudios publicados, el tratamiento con alguno de los fármacos de la familia del omeprazol no fue mejor que emplear un placebo (una sustancia inactiva).

Imagen endoscópica de esofagitis eosinofílica
Dosis única o dosis doble.
Aquí las recomendaciones de la AGA también son muy claras. Si se toma doble dosis crónicamente (p.ej. omeprazol a dosis de 40 mg/día), se recomienda reducir los tratamientos de mantenimiento a dosis única (20 mg/día de omeprazol) siempre que sea posible.
Incluso en el esófago de Barrett, una lesión de la mucosa del esófago debida a reflujo y que predispone a cáncer en este órgano, no se ha demostrado que la dosis doble reduzca su extensión ni disminuya su capacidad de malignizar.
Las cuatro razones para mantener el omeprazol y derivados
El hecho de que no haya que seguir con un tratamiento durante largos períodos de tiempo si no es necesario, no implica que no existan circunstancias en que se deban mantener a largo plazo.
¿Cuáles son? Toma nota porque solo son cuatro, según los expertos:
1.) Las complicaciones graves del reflujo. A saber: las esofagitis graves, las úlceras en el esófago, las estenosis (áreas de estrechamiento de la luz del esófago por inflamación crónica) y el esófago de Barrett.
2.) La esofagitis eosinofílica (una enfermedad del esófago propia de gente joven que suelen tener antecedentes de alergias) que haya respondido bien al tratamiento con IBPs.
3.) El síndrome de Zollinger-Ellison: un tumor del área pancreática o duodenal que segrega una sustancia (gastrina) que ocasiona la producción de un exceso de ácido en el estómago
4.) La fibrosis pulmonar idiopática, un problema que genera cicatrices en los pulmones y que puede deberse a reflujo y paso de contenido ácido a las vías respiratorias.

Esófago de Barrett. Imagen de cromoendoscopia con acético
Mi situación no es ninguna de esas. ¿Puedo suspender el tratamiento?
Puede que te hayas preguntado si se puede dejar de tomar omeprazol de repente.
¡Espera un momento! Antes de que retires un medicamento a las bravas, hay algunas situaciones que debes tener en cuenta. Y es que la protección que se logra con los fármacos de la familia del omeprazol para evitar un sangrado digestivo está muy demostrada.
La situación más clásica es la de estar tomando aspirina y tener más de 60 años. Si el internista, el cardiólogo, el neurólogo o tu médico de cabecera te ha recomendado un medicamento de la familia del omeprazol al día mientras toma Adiro® y superas esa edad, no abandones el IBP. Pero esta no es la única situación y hay más factores de riesgo de hemorragia digestiva que se deben tomar en consideración.
Por eso, es muy relevante que un gastroenterólogo experto evalúe tu situación concreta y revise al detalle los fármacos que estás tomando.
¿Voy a notar algo al dejar de tomar el omeprazol de repente si ya no me hace falta?
Respuesta corta: Puede que sí. Pero siga leyendo que lo que viene ahora es muy curioso.
Quizás notes que te empeoran los síntomas de acidez. Esto es debido al funcionamiento del omeprazol y sus derivados. Bloquean el mecanismo que existe en las células parietales del estómago que producen el ácido. Esta producción, a su vez, está regulada por la secreción de gastrina que se fabrica en otras células llamadas “células G” y que están en la parte baja del estómago: el antro. Como el IBP hace que el ácido en el estómago se produzca en menor cuantía, esas células G creen que no están haciendo bien su trabajo. Sus sensores no detectan todo el ácido que deberían.
¿Y qué hacen? Se esfuerzan para producir más gastrina. Esta última, a su vez, estimula la proliferación de las células productoras de ácido. Tendrás, por tanto, más células capaces de generar ácido cuando tomas un IBP que si no lo haces.
Ahora vamos y suspendemos el fármaco de la familia del omeprazol. ¿El resultado? Toda esa gastrina que se ha generado “de más” ahora tiene vía libre para estimular a las células productoras de ácido. Y esa masa de células parietales que producen ácido es mayor. Tenemos nuestro batallón habitual de estas células y, además, han llegado refuerzos. La acidez que había mejorado con el tratamiento puede empeorar. La buena noticia es que suele ser de forma leve y transitoria.
Resolver este inconveniente no es complicado. Temporalmente, podemos emplear otros antiácidos o podemos suspender el IBP poco a poco hasta retirarlo por completo. Si los síntomas son intensos y persistentes tras más de 2 meses de haber suspendido el tratamiento, igual hay que reevaluar la situación y plantearse que, en su caso, no es factible retirar la medicación.
El quid de la cuestión: una apropiada indicación
En resumen, cuando la indicación para un tratamiento crónico con algún medicamento de la familia del omeprazol no está bien demostrada, es preferible suspenderlo. El balance entre los riesgos (aunque sean mínimos) y el beneficio no estará bien compensado. Esa es la primordial, y casi única razón para retirarlos: que no estén correctamente indicados.
Tanto o más importante es no suspenderlos si su uso mantenido es lo más conveniente. Los miedos a los efectos secundarios del omeprazol, en su mayoría, están basados en datos de calidad metodológica mejorable y no justifican la retirada de los IBPs cuando está bien establecido el beneficio de su uso prolongado.
No dudes en contactarnos para cualquier duda.