Esofagitis Eosinofílica en adultos

Sus enigmas al descubierto

Suscríbete a nuestra newsletter

Te estás comiendo un bocata de jamón en la grada del Bernabéu. De repente, el trozo que acabas de morder decide no llegar al estómago. Se te queda atascado en el camino. Lo pasas tan mal que hasta tienen que parar el partido para ayudarte. Poco tiempo después te acaban diagnosticando una esofagitis eosinofílica. La realidad, con frecuencia, supera a la ficción. Lo que acabas de leer es un caso real.

Ahora te ponemos en situación. El esófago es una especie de tubería que lleva la comida que tomas desde la boca al estómago. Si eres una persona sana, ni notarás que lo tienes.

Pero quizás te encuentres entre aquellos que, cada vez más frecuentemente, se diagnostican de esofagitis eosinofílica. Por desgracia, sí que te enterarás de que tienes esófago.

Si este es tu caso, la comida se te habrá “hecho una bola” en ese trayecto. Incluso es posible que se te haya atascado en algún momento de manera tan intensa que hayas tenido que acudir a un servicio de urgencias. Igual no han tenido que parar el Bernabéu, pero lo has pasado fatal igualmente. Quizás fue en esa visita a urgencias donde sospecharon que podrías tener una esofagitis eosinofílica.

Lo que vas a leer a continuación te ayudará a poner mejor en contexto tu problema. Te sorprenderá saber lo que hay que hacer con los estudios de alergia o cuántas biopsias hay que tomar del esófago para estar razonablemente segura/o del diagnóstico.

También te contaremos qué tratamientos tenemos para ofrecerte y por qué es importante dedicar tiempo a hablar contigo. Debemos hallar juntos la receta con la que te encuentres más cómoda/o porque habrá que trazar un plan de vigilancia.

En contexto

La esofagitis eosinofílica fue descrita por primera vez a primeros de los 90. Se trata una enfermedad crónica. Sí, lamentablemente es crónica. Y está mediada por el sistema inmunitario que afecta solo al esófago. La esofagitis eosinofílica provoca síntomas porque altera la función normal del esófago.

¿Y a qué se deben esos síntomas que verás luego? Pues a una inflamación con predominio de eosinófilos en las biopsias esofágicas.

¿Y qué diantres son los eosinófilos? Son un tipo especial de glóbulos blancos o leucocitos. En su interior tiene unas armas especiales que otros tipos de células defensivas no tienen. Ese armamento tan peculiar sirve para defenderte de los parásitos, pero también es el origen de tus alergias, si es que las tienes.

¿Si tienes eosinófilos en el esófago, padeces una eosinofílica? No siempre. Hay que descartar otras causas tanto en el propio esófago, como en otros órganos que puedan producir también un aumento de los eosinófilos. Para que te hagas una idea, en el reflujo gastroesofágico puede haber este tipo de células en las biopsias. Se suele distinguir de una eosinofílica porque el número de eosinófilos que infiltra la mucosa esofágica es menor y, además, cuando es por reflujo, estas células tienden a aparecer en la zona del esófago más cercana al estómago, donde el daño por el ácido es mayor. En todo caso, cuidado con los extremos. Ambas enfermedades pueden coexistir en tu esófago. Es más, pueden ser más o menos independientes o afectar una a la otra.

De hecho, padecer una eosinofílica no excluye el reflujo, por lo que es fundamental que tu médico sepa orientarse adecuadamente.

El número de casos está claramente en aumento en las últimas décadas. Aunque antes se consideraba rara, hoy se ha convertido en una preocupación creciente para los especialistas en gastroenterología.

En Europa la incidencia es variable en función del país, pero oscila entre 1 y 20 casos nuevos al año por cada 100,000 habitantes. Afecta con mayor frecuencia a hombres que a mujeres y tiende a ser más común en adultos jóvenes y de mediana edad. En los niños también está aumentando.

 

Tengo muchos síntomas ¿Es grave?

Los síntomas de la esofagitis eosinofílica pueden variar según la gravedad de la enfermedad y la presencia de complicaciones. Los más comunes incluyen:

  • Dificultad para tragar o sensación de que los alimentos quedan atascados en el esófago. Es lo que se llaman en el entorno médico, disfagia.
  • Malestar o dolor en el pecho no relacionado con la deglución.
  • Impactaciones alimentarias: Lo que viene a ser un atasco del alimento que has ingerido. Sucede por la rigidez del esófago o por los múltiples anillos que aparecen en él cuando la enfermedad ha estado un tiempo activa.

Es muy importante que sepas que no hay una relación directa entre los síntomas y la actividad de la enfermedad. Algunos pacientes pueden tener síntomas intensos con pocos eosinófilos en el esófago, mientras que otros pueden tenerlos leves pero una inflamación eosinofílica significativa en la mucosa esofágica. Esto subraya la necesidad de un diagnóstico preciso, con unas biopsias adecuadas del esófago, para guiar el tratamiento adecuado.

Las pruebas de alergias alimentarias

¿Es la esofagitis eosinofílica una alergia alimentaria? Se podría decir que sí. Solo que es una un pelín particular.

Y es que se sabe que los rasgos atópicos (la predisposición a alergias mediada por una proteína llamada IgE, que generan nuestras defensas) como el asma, la rinitis o el eczema son más frecuentes en la esofagitis eosinofílica. Aunque, ¡atención!… Eso no quiere decir que si eres atópico acabes teniendo una esofagitis eosinofílica.

Lo cierto es que algunos alimentos concretos pueden desencadenar la enfermedad y retirarlos te mejorará, como podrás leer más abajo.

Parece que, si padeces una esofagitis eosinofílica, puede haber desarrollado una reacción a moléculas ambientales que pueden provocar estímulo exagerado en tus defensas. Puede que hayan entrado en tu organismo por las vías respiratorias, o sea, por el aire, o puede que con los alimentos. A esas moléculas que pueden generar una respuesta inmunológica las llamamos alergenos.

Tanto las atopias como algunas alergias que también aumentan la IgE se pueden diagnosticar mediante análisis de sangre que detectan esas IgE específicas para esas sustancias (los alergenos), o con pruebas en la piel en las que se exponen pequeñas cantidades de los alimentos sospechosos en la piel para observar la reacción.

Total, que, si la esofagitis eosinofílica a menudo está asociada con aumento de la sensibilidad a ciertos alimentos, se podría pensar que hacer un estudio alergológico y pruebas de alergias alimentarias para identificar los desencadenantes es todo lo que hay que hacer. Parece resuelto el asunto, ¿no es así?

Pues ahora verás que no es tan fácil… El problema es que no parece que la enfermedad esté mediada por un sistema que implique directamente a la IgE. ¿Cómo te quedas?

¿Es realmente necesario hacer estudios de alergias alimentarias entonces? Pues no.

Las últimas recomendaciones europeas y estadounidenses coinciden en que no hay que hacer pruebas de alergias a alimentos si tienes esofagitis eosinofílica. Diversos estudios han señalado que no ayudan a tomar decisiones en cuanto al tipo de alimento a eliminar de la dieta. No parece más eficaz que dar una dieta “clásica” de eliminación de alimentos. De hecho, sucede más bien lo contrario. Cuando se emplean dietas dirigidas por estudios de alergias, la enfermedad no evoluciona mejor. Más bien al contrario.

¿Te han tomado las biopsias necesarias?

El diagnóstico de la esofagitis eosinofílica se basa en la evaluación clínica y en hallazgos histológicos específicos obtenidos a través de las biopsias esofágicas. Para realizar una biopsia, el médico utilizará un endoscopio para obtener pequeñas muestras de tejido de la mucosa esofágica.

El hallazgo característico en la esofagitis eosinofílica es la presencia de un alto número de eosinófilos en el esófago. Un recuento de eosinófilos superior a 15 por campo de gran aumento en la mucosa esofágica es altamente sugestivo de la enfermedad. Sin embargo, el diagnóstico no puede basarse solo en la cantidad de eosinófilos presentes, sino que debe descartarse otras enfermedades que puedan causar una infiltración similar, como la enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE). Esto ya lo has leído más arriba.

Es fundamental que las biopsias se tomen de múltiples áreas del esófago, ya que los eosinófilos pueden estar distribuidos de manera irregular en el tejido.

¿Vale con un par de ellas? ¡En absoluto! Para un diagnóstico lo más preciso posible se recomienda tomar al menos 6 biopsias en 2 frascos separados. Entre 2 y 4 biopsias por frasco. Son las recomendaciones de la Sociedad Europea de Endoscopia Digestiva.

Tratamientos disponibles

Una vez que se ha confirmado el diagnóstico de esofagitis eosinofílica, tendremos que trabajar contigo para desarrollar un plan de tratamiento adecuado. Algunas de las opciones de tratamiento más comunes incluyen:

  • Dietas de eliminación: En algunos casos, se puede recomendar una dieta de eliminación para identificar los alimentos que pueden estar exacerbando los síntomas del paciente. Los alimentos más comúnmente asociados con la esofagitis eosinofílica incluyen productos lácteos, trigo, huevos, soja, frutos secos, pescados y mariscos. Dietas menos restrictivas pero que incluyan la retirada de al menos leche y trigo, pueden ser útiles en algunos casos.

  • Fármacos: Los inhibidores de la bomba de protones (IBP) se utilizan como tratamiento de la enfermedad, independientemente de que pueda o no haber reflujo asociado. Otra opción son los corticosteroides que se dan por vía oral pero apenas se absorben al resto del organismo.
  • Dilatación esofágica: Si se presenta una estrechez significativa en el esófago, se puede realizar una dilatación por endoscopia para ensanchar la luz del esófago y hacer que mejores.

Es importante tener en cuenta que algunos tratamientos pueden tener eventos adversos, y el médico discutirá estos riesgos potenciales contigo antes de comenzar cualquier terapia.

No abandones tu enfermedad

Una vez que el paciente ha iniciado el tratamiento para la esofagitis eosinofílica, es esencial un seguimiento regular para evaluar la eficacia del plan de tratamiento y realizar ajustes según sea necesario. El seguimiento puede incluir controles periódicos de los síntomas y la realización de biopsias de seguimiento para evaluar la respuesta al tratamiento en las muestras de las biopsias esofágicas.

Se suele recomendar repetir dicha toma de muestras a los 2–3 meses de iniciar el tratamiento o cuando este se modifique de forma importante (por ejemplo, tras cambios en las dosis o sustitución de un tratamiento por otro alternativo).

Conclusión

En resumen, la esofagitis eosinofílica en adultos es una enfermedad inflamatoria crónica del esófago cada vez más frecuente en las consultas de aparato digestivo.

Los síntomas más frecuentes incluyen dificultad para tragar sólidos, impactaciones del alimento ingerido y dolor en el pecho. El diagnóstico se basa en el estudio al microscopio de las biopsias esofágicas.

No se recomienda, actualmente, realizar estudios de alergias a alimentos.

Tu tratamiento puede incluir cambios en la dieta, terapia farmacológica y dilatación esofágica. Esta última solo si has desarrollado una estrechez tan importante como para que te dificulte tragar pese a realizar otros tratamientos.

El seguimiento regular es crucial para asegurar una respuesta adecuada al tratamiento y evitar complicaciones.

Si sospechas que puedes estar experimentando síntomas de esta enfermedad, te recomendamos que te pongas en contacto con nuestro equipo médico para una evaluación y diagnóstico adecuados. La esofagitis eosinofílica puede ser manejada con éxito con el enfoque y tratamiento adecuados, lo que puede mejorar significativamente tu calidad de vida.

Suscríbete a nuestra newsletter

Facebook
Twitter
LinkedIn