Las 5 enfermedades del recto y problemas en el ano más comunes

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Los 5 problemas más comunes del recto y el ano icadig

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Casi siempre se hace cuesta arriba. Nos referimos a acudir al médico para consultar por problemas en el ano o enfermedades del recto.

En nuestro blog no hay temas tabú. Hablar de un asunto íntimo con un desconocido, aunque sea un profesional experto, en fin… puede no ser la experiencia más agradable que se te ocurra. Es comprensible.

Que le cuentes a un médico que te duele el ano cuando haces la deposición o que ves gotas de sangre en el papel higiénico cuando te limpias, puede requerir dejar la “vergüenza” a un lado. Incluso, en ocasiones, enfrentarte a tus miedos. Puedes llegar a sospechar que el problema no es benigno. No te preocupes. Todo esto es parte de nuestra especialidad y te entendemos bien. Ten en cuenta que esconder la cabeza bajo la arena es para los avestruces.

En esta entrada de nuestro blog te animamos a que te liberes de esas reservas. Sobre todo, porque, en su mayoría, tienen tratamiento y puedes estar mejor.

A continuación, te contamos lo más importante sobre las enfermedades del recto y los problemas en el ano.

El origen de las enfermedades del recto y los problemas en el ano

En medicina, conocer las causas de los problemas que padecemos suele ayudar a resolverlos. Cuando se trata problemas anales o del recto no es muy diferente. Existen algunos factores que predisponen a problemas en esta región. Los más frecuentes son:

  • Estreñimiento crónico: El estreñimiento crónico puede causar una tensión excesiva durante la deposición. Esto puede dañar el tejido anal y provocar hemorroides o fisuras anales.
  • Diarrea crónica: La diarrea crónica también puede causar irritación del tejido anal y provocar hemorroides o fisuras anales.
  • Embarazo: Durante el embarazo, la presión del útero aumentando de tamaño por el feto en crecimiento suele aumentar la presión sobre las venas del área rectal y anal. Las hemorroides durante la gestación son muy frecuentes.
  • Envejecimiento: A medida que envejecemos, los tejidos de sostén de diferentes zonas del cuerpo se debilitan y pueden ser más propensos a este tipo de lesiones y trastornos. ¿Te has fijado que, a algunas personas más mayores, les cuelga la piel de los brazos? Es porque los músculos y otros tejidos ya no sostienen tan bien como cuando eran más jóvenes. Pues esto también puede estar en el origen de las enfermedades del recto y los problemas en el ano.
  • Obesidad: El aumento excesivo de peso puede ejercer presión sobre las venas del área rectal y anal, lo que puede hacer que se distiendan dando lugar a las hemorroides.

Otros factores que suelen predisponer a problemas en la zona son el sexo femenino, un estilo de vida sedentario, el consumo de tabaco y alcohol y una dieta con poca ingesta de fibra.

Enfermedades del recto y ano: Síntomas

Los síntomas relacionados con las enfermedades benignas anorrectales tienden a solaparse. El dolor, el sangrado y la presencia de bultos en la zona son formas de presentación comunes a casi todos estos problemas.

  • Hemorroides: Las hemorroides son venas hinchadas en la zona de transición entre el pequeño canal que forma el ano y la parte final del recto. Pueden causar dolor, sensación de picor y sangrado rectal. Si exploras la zona con un espejo, puedes notar un bulto en esa zona. Cuando se forma un coágulo en su interior hablamos de trombosis hemorroidal. Entre sus causas más frecuentes están el estreñimiento crónico, la obesidad, el embarazo y el esfuerzo excesivo durante la evacuación intestinal. Las colgajos cutáneos alrededor del ano representan piel redundante residual de episodios previos de inflamación y trombosis de las hemorroides. En esta última fase no causan dolor ni requieren tratamiento.
  • Fisura anal: Una fisura anal es una pequeña ruptura en la piel del canal anal. Suelen estar en la vertiente posterior, que es la zona que soporta más presión durante la deposición. La zona anterior es la siguiente en frecuencia para que aparezca este problema del ano. Produce un típico dolor con la defecación, que suele persistir un tiempo después, y un sangrado rojo brillante que mancha el papel higiénico. Las fisuras anales suelen estar causadas por el estreñimiento crónico, pero también pueden aparecer si tienes diarrea persistente.

Si no se te acaba de cerrar y se mantienen los síntomas durante 8 – 12 semanas, hablamos de fisura anal crónica. Que evolucione de esta manera suele deberse a un espasmo asociado del esfínter del ano que produce problemas en la irrigación microvascular de la zona (isquemia). La fisura anal crónica muestra bordes sobresalientes y leve hinchazón. No es raro que se puedan ver las fibras del esfínter anal interno en el fondo de la fisura. Entre las características típicas de las fisuras crónicas se incluyen un colgajo de piel en la vertiente más externa de la fisura y una papila anal hipertrofiada en el canal anal, en la zona más cercana al recto. Los pacientes suelen describirlo como una hemorroide dolorosa, mientras que la segunda puede observarse en la anuscopia o en la rectoscopia, durante la maniobra de retroflexión.

Foto de Papila anal
  • Abscesos anales: Un absceso anal es una acumulación de pus cerca del ano que puede causar dolor, fiebre, malestar general y enrojecimiento de la zona. Los abscesos anales suelen tener su origen en una infección bacteriana de las glándulas cercanas al orificio del ano.
  • Proctalgia fugax: Es una sensación de dolor rectal o anal intenso que dura solo unos segundos. En todo caso, menos de 20 minutos. La presencia de hemorroides, fisura anal u otras condiciones no excluyen el diagnóstico. Se desconoce a qué se debe y no se han identificado desencadenantes.

Enfermedades del ano en mujeres

Las enfermedades anales benignas, como hemorroides, fisuras anales, abscesos, fístulas y proctalgia fugax, presentan algunas diferencias en su prevalencia y consecuencias entre mujeres y hombres.

  • Hemorroides: Aunque las hemorroides son comunes en ambos sexos, las mujeres suelen tener una mayor probabilidad de padecer este problema del ano y el recto durante el embarazo y el posparto. Esto se debe a factores como el aumento de la presión intraabdominal y el estreñimiento, que son frecuentes en estas etapas.
  • Fisuras anales: Las fisuras anales en la zona anterior del ano son más habituales en mujeres, y suelen estar asociadas a lesiones ocultas del esfínter y disfunción del esfínter anal externo (un músculo circular que permite que el ano se cierre a voluntad), especialmente después de un parto traumático. En mujeres que han tenido fisuras anales después del parto, se ha observado que la presión anal es más baja, lo que sugiere que la hipertensión del esfínter puede no ser siempre la causa de estos problemas anales.
  • Abscesos y fístulas: Los abscesos anorrectales se ven con mayor frecuencia en hombres, pero en las mujeres, las fístulas anales suelen ser más complejas debido a la anatomía de la zona. Además, las fístulas con una apertura externa anterior son más comunes en mujeres, especialmente en aquellas con enfermedad de Crohn.
  • Proctalgia fugax: No se han encontrado diferencias significativas en la prevalencia de la proctalgia fugax entre hombres y mujeres. Esta condición, que aún no se entiende completamente, podría estar relacionada con espasmos en el esfínter anal interno (el músculo circular que no puedes controlar de forma voluntaria).

En resumen, las mujeres tienen una mayor tendencia a desarrollar fisuras anales anteriores y problemas hemorroidales durante el embarazo y el posparto. Por otro lado, los hombres tienen más probabilidades de sufrir abscesos anorrectales. Además, las fístulas anales en mujeres suelen ser más complejas, lo que se atribuye a la anatomía específica del esfínter anterior del ano.

Estas diferencias son importantes para entender mejor las enfermedades del ano en mujeres y hombres, así como para manejar los problemas en el ano de manera más eficaz. Conocer estas diferencias nos ayuda a tratar adecuadamente las enfermedades en el ano y recto en cada sexo, optimizando el cuidado y la atención médica.

Pruebas en las enfermedades del recto y problemas en el ano

El diagnóstico de la enfermedades del recto y ano de causa benigna generalmente implica una exploración física. El médico debe mirar la zona y suele, además, realizar un examen digital o tacto rectal. Suele ser muy útil para determinar si hay problemas en el ano. Si quedan dudas con lo que se visualiza en la exploración o hay que descartar otras enfermedades asociadas te pedirán una sigmoidoscopia (ver solo la zona izquierda del colon) o una colonoscopia (ver todo el colon completo por endoscopia), para evaluar si también hay lesiones en el recto.

Cuando es necesario definir bien los trayectos que siguen las fístulas, puede ser necesario realizar una ecografía endoanal. En esta prueba se introduce una sonda de ecografía por el ano para visualizar con ultrasonidos los músculos y otros tejidos cercanos al recto y el ano. Una prueba de imagen por resonancia magnética puede dar información complementaria.

Si se sospechan problemas rectales para lograr una adecuada evacuación de las heces te pueden solicitar una manometría anorrectal. En esta prueba introducirán una sonda con un globo que mide las presiones en el canal del ano y en el recto. Con ello se logra saber si la función de los músculos que integran el llamado “suelo pélvico” es o no la adecuada.

Encuentra la solución

El tratamiento depende de la afección subyacente y la gravedad de los síntomas. A menudo, se pueden tratar con éxito con cambios en el estilo de vida. Sin embargo, en algunos casos, puede ser necesario un tratamiento médico más agresivo, incluyendo una cirugía.

A continuación, te contamos algunas opciones de tratamiento para la patología anorrectal benigna:

  • Hemorroides: Las hemorroides pueden tratarse aumentando la ingesta de fibra y agua, haciendo ejercicio regularmente y evitando el estreñimiento. Los medicamentos en forma de pomada que contienen antiinflamatorios, anestésicos y corticoides pueden reducir la inflamación y la incomodidad. En casos que no responden al tratamiento habitual, se pueden necesitar procedimientos médicos, como la ligadura con bandas elásticas por endoscopia. En los casos más importantes, se suele recomendar una cirugía hemorroidal. En cuanto a la trombosis, el intenso dolor que genera puede resolverse extrayendo el coágulo formado en su interior con una pequeña cirugía. El tratamiento más conservador también es útil, sobre todo cuando ya han pasado algunos días, dado que el problema acabará por resolverse solo.
  • Fisura anal: Las fisuras anales agudas pueden también tratarse evitando el estreñimiento. Son útiles también los baños de asiento con agua templada. En ocasiones, usar cremas en la zona puede reducir el dolor y la inflamación. En las formas crónicas, pueden necesitarse medicamentos como los nitratos, aplicados en la zona. Su principal inconveniente es que suelen inducir dolores de cabeza. Las fórmulas magistrales con diltiazem y un anestésico local también tienen buenos resultados y tienen una ventaja adicional: te evitas la cefalea. La inyección local de Botox también es una opción y, en algunos casos, puede ser necesaria una cirugía para corregir la fisura aunque este último tratamiento se reserva para cuando fallan el resto de medidas. El problema de la cirugía es que existe un cierto riesgo de que, con el paso de los años, puedan aparecer escapes de heces.
Foto Fisura anal crónica
  • Abscesos anales: Los abscesos anales se tratan típicamente con antibióticos y drenaje quirúrgico para eliminar la acumulación de pus. Como decían los clásicos: “donde hay un absceso, hay que drenarlo”. Salvo casos excepcionales, no es necesario enviar el pus para cultivo microbiológico.
  • Fístulas analesLa cirugía es el tratamiento de elección. El objetivo es eliminar la fístula y que la función de evacuación de las heces se conserve. El tipo de cirugía depende del tipo de fístula. Encontrar un cirujano experto en la materia será tu mejor opción.
  • Proctalgia fugax: Te explicaremos lo benigno del trastorno, lo que te aportará tranquilidad. Por el momento no hay ningún tratamiento o medida preventiva probada para este trastorno. No te dejes engañar por quien le ofrezca inyección de Botox u otras medidas para resolver el problema.

Unos truquillos para prevenir las enfermedades del recto y ano

Hay varias cosas que se pueden hacer para prevenir estos problemas del ano y del recto. Entre ellas:

  • Mantener una dieta saludable y rica en fibra para prevenir el estreñimiento.
  • Beber suficiente agua para que las heces resulten más blandas y no lesionen la zona cuando pasan por ella.
  • Hacer ejercicio regularmente y evitar el sedentarismo para mantener para mantener un peso saludable y mejorar la función intestinal.
  • Tratar el estreñimiento crónico o la diarrea lo antes posible para evitar daños en los tejidos anorrectales.
  • Evitar estar sentado durante largos períodos de tiempo, especialmente en superficies duras.
  • Evitar fumar y consumir alcohol.

Sin miedo a los problemas en el ano

Cuando hablamos de las enfermedades del recto y ano de causa benigna nos referimos a un término genérico que se utiliza para describir una serie de afecciones no cancerosas que afectan al ano y al recto. No van a comprometer tu salud globalmente, pero sí que afectan significativamente tu calidad de vida.

Dejar a un lado el miedo y la vergüenza por consultar estos problemas es indispensable. Busca atención médica si notas síntomas en la zona, ya que algunos de ellos pueden estar indicando problemas más graves. En su mayoría, sin embargo, pueden tratarse con éxito con cambios en el estilo de vida, en especial, de la dieta.

Si necesitas tratamiento, hay una variedad de opciones disponibles que pueden reducir tus síntomas y mejorar tu calidad de vida.

Consulta sin ningún tipo de compromiso. ICAdig, está para ayudarte. 

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