Infección por Helicobacter pylori

Descubre cómo se contagia, los síntomas y tratamientos de la bacteria que puede dañar tu estómago

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Infección por Helicobacter pylori

La infección por Helicobacter pylori es una de las más comunes a nivel mundial y afecta específicamente al estómago. Esta bacteria se aloja en el revestimiento del estómago, provocando diferentes síntomas y complicaciones de salud.

Aunque muchas personas pueden portar la bacteria sin síntomas, en otros casos puede desencadenar diversas enfermedades. Además, su papel como agente productor de cáncer gástrico está claramente demostrado aunque, por supuesto, la mayoría de las infecciones no provocarán un cáncer de estómago.

Antes de descubrirse esta bacteria, se creía que las úlceras de estómago estaban producidas fundamentalmente por el estrés. Ahora te parecerá una locura, pero para demostrar que Helicobacter pylori era la causa de esta enfermedad, uno de sus descubridores, el Dr. Barry Marshall, llegó a ingerir un cultivo que contenía la bacteria. Corría el año 1984 y casi ningún otro colega de profesión se creía que alguna bacteria fuera capaz de sobrevivir en el ácido gástrico. Sin embargo, en el año 2005, Marshall y el Dr. Robin Warren, recibieron el Premio Nobel de Medicina. Toda esta curiosísima historia ya te la contamos en otro post.

Generalidades de la bacteria Helicobacter pylori

La bacteria Helicobacter pylori es un microorganismo de forma helicoidal que se adapta al ambiente ácido del estómago. A través de sus enzimas, neutraliza la acidez estomacal, lo que le permite sobrevivir y multiplicarse en este entorno hostil. 

Esta morfología helicoidal, junto con sus múltiples flagelos en uno de sus extremos, le permite moverse eficientemente a través del moco gástrico y colonizar la capa mucosa de revestimiento interno del estómago.

En condiciones óptimas de crecimiento, H. pylori presenta esta forma de hélice característica. Sin embargo, bajo ciertas condiciones, como el estrés ambiental o en su fase de menor crecimiento, puede transformarse en una formación cocoide (formando esferas). En esta forma es menos móvil, pero puede contribuir a la persistencia de la infección.

La capacidad de H. pylori para cambiar de forma y su motilidad son factores clave para que pueda provocarte lesiones, y evadir tu respuesta inmune para establecer infecciones crónicas que pueden llevar a enfermedades como la gastritis, las úlceras pépticas y el cáncer gástrico.

¿Cómo se contrae el Helicobacter pylori? Su transmisión suele ser de persona a persona. Te lo contamos más abajo en la sección de “Preguntas frecuentes”.

Síntomas del Helicobacter pylori

Los síntomas asociados a la infección por Helicobacter pylori pueden variar, y en algunos casos, puedes estar asintomátic@.

Sin embargo, cuando se presentan síntomas, suelen incluir dolor abdominal, náuseas, hinchazón o distensión abdominal y sensación de saciedad. El cansancio como síntoma de Helicobacter pylori no es algo que esté científicamente demostrado. Puede existir cierta confusión con una situación que no es infrecuente: la anemia por pérdida de hierro o anemia ferropénica sin otra causa que lo justifique. De hecho, esta es una de las indicaciones de tratamiento erradicador de la infección.

De manera menos habitual pueden aparecer síntomas de Helicobacter pylori en la piel. La urticaria crónica y la rosácea son las lesiones cutáneas con mayor evidencia de asociación con la infección por H. pylori, mientras que otras enfermedades de la piel tienen una relación menos clara y se necesita más investigación para confirmar cualquier vínculo significativo.

¿Cómo son las heces con Helicobacter pylori? 

Si la bacteria no te ha llegado a provocar un daño en la mucosa del estómago, no percibirás ningún cambio.

Cuando Helicobacter pylori induce erosiones o úlceras, las heces pueden tornarse oscuras, lo cual es señal de una hemorragia digestiva cuyo foco es esa lesión ulcerosa provocada por la bacteria.

Enfermedades asociadas a la infección por Helicobacter pylori

La infección por Helicobacter pylori se asocia con varias afecciones digestivas, entre las que destacan:

  • Gastritis: La inflamación de la mucosa gástrica es uno de los problemas más comunes. Hay formas agudas, en forma de erosiones o punteado de sangre milimétrico adherido a la mucosa gástrica, así como formas crónicas que llevan a un progresivo adelgazamiento de la mucosa por fenómenos inflamatorios (gastritis atrófica).
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Helicobacter pylori (flechas) en una biopsia de mucosa gástrica, provocando gastritis crónica
(crédito: Dra. Yolanda Rodríguez Gil; Dpto. Anatomía Patológica, H.U. 12 de Octubre de Madrid)
    • Úlceras pépticas: Esta bacteria es la principal causa de úlceras en el estómago y el duodeno, junto con el consumo de fármacos antiinflamatorios (AINE). H. pylori es capaz de colonizar el epitelio gástrico gracias a su producción de ureasa, que neutraliza el ácido gástrico, y a unas proteínas en su superficie, que le permiten adherirse a las células de la mucosa del estómago. La erradicación de H. pylori es crucial en el tratamiento de las úlceras pépticas, ya que no solo promueve la cicatrización de la úlcera, sino que también previene la recurrencia y reduce el riesgo de complicaciones graves como el sangrado y la perforación.
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Úlcera gástrica asociada a Helicobacter pylori
  • Dispepsia funcional: Es uno de los trastornos que se enmarcan en las alteraciones del eje cerebro-intestino y que parece originarse en el área gastroduodenal, sin que se pueda detectar ninguna alteración estructural (no hay úlceras gastroduodenales, tumores ni otro tipo de lesiones). La infección puede provocar una digestión lenta y dificultosa o pesadez estomacal (síndrome de distrés postprandial), o generar síntomas como acidez y dolor en la zona abdominal que corresponde al estómago (síndrome de dolor epigástrico). En la dispepsia, erradicar la infección por H. pylori posee un beneficio relevante. En comparación con otros tratamientos, como el omeprazol y su familia, el placebo o los procinéticos, solo es necesario eliminar la bacteria en 14 personas para que una de ellas se cure completamente de sus síntomas.
  • Linfoma MALT: El linfoma de tejido linfoide asociado a mucosas (MALT) es un tipo de linfoma de células B de bajo grado que se origina en el tejido linfoide de la mucosa del estómago. Este linfoma, aunque es raro, está inducido por Helicobacter pylori. La infección crónica por esta bacteria puede desencadenar una respuesta inmunitaria que lleva a la proliferación de linfocitos B (un tipo de glóbulos blancos) y, eventualmente, a la formación de linfoma. La erradicación de H. pylori mediante terapia antibiótica suele inducir la desaparición completa este tipo de tumor de células de defensa en el estómago.
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Linfoma MALT asociado a infección por H. pylori provocando úlceras y erosiones múltiples Imagen con cromoendoscopia NBI
    • Púrpura trompocitopénica idiopática (PTI): Los síntomas incluyen manifestaciones hemorrágicas debido a la disminución del recuento de plaquetas y es una enfermedad de origen autoinmune. Los pacientes pueden presentar facilidad para desarrollar sangrados y hematomas en la piel u otros órganos. Se ha observado que la erradicación de H. pylori puede llevar a un aumento significativo en el recuento de plaquetas en la mitad de los pacientes con PTI que están infectados con esta bacteria.

Estas enfermedades requieren un diagnóstico adecuado para determinar la presencia de la bacteria y descartar otras posibles causas.

Tratamiento para el Helicobacter pylori

El tratamiento para Helicobacter pylori generalmente implica una combinación de antibióticos y medicamentos para reducir la acidez gástrica, lo cual permite erradicar la bacteria.

Si te preguntas cuánto tiempo dura el tratamiento de Helicobacter pylori, debes saber que el esquema de tratamiento suele requerir entre 10 y 14 días.

Actualmente se emplean dos tipos diferentes de terapia con cuatro fármacos (3 antibióticos y un medicamento inhibidor de la bomba de protones, como el omeprazol). Es lo que se llama cuádruple terapia. La eficacia de cualquiera de ellas es similar (ambas superan el 85%) y la frecuencia de aparición de efectos secundarios tampoco es diferente (ambas próximas al 50%), como ha demostrado una revisión reciente de ensayos clínicos. Como ves, los eventos adversos son frecuentes. Pero son graves y provocan que el paciente suspenda el tratamiento en solo 5 o 6 de cada 100 personas tratadas (también sin claras diferencias entre ambos regímenes de tratamiento).

En algunos casos la bacteria puede ser resistente a ciertos antibióticos, lo que requiere ajustes en la terapia.

Después de completar el tratamiento, se debe realizar siempre una prueba para determinar si se ha logrado erradicar la infección. Para ello se emplea, habitualmente, el test de aliento para Helicobacter pylori. Este método no es invasivo y permite detectar la presencia de H. pylori de manera precisa.

Puede que te preguntes, ¿cuánto tiempo debo esperar para hacerme el test de aliento para Helicobacter pylori desde que acabe el tratamiento? Lo recomendable es que dejes pasar al menos 4 semanas (en los que tampoco has debido tomar ningún antibiótico) y que no tomes ningún medicamento de la familia del omeprazol en las 2 semanas previas a la prueba.

Otra prueba no invasiva que se puede emplear es la determinación de antígeno de H. pylori en heces.

Entre las pruebas invasivas se encuentra la gastroscopia con toma de biopsias para observar al microscopio si la bacteria persiste en la mucosa del estómago. Por lo general, solo te pedirán una gastroscopia si hay que realizarla por otro motivo adicional justificado.

¿Puede reactivarse el Helicobacter pylori?

Que la bacteria reaparezca después de que recibas el tratamiento es un problema muy infrecuente. Ocurre en menos de 2 de cada 100 personas tratadas, cada año.

Aun así, esto puede llevarte a que te plantees: ¿por qué se vuelve a reproducir el Helicobacter pylori? Las causas más comunes de una “nueva” infección por Helicobacter pylori son la recrudescencia y la reinfección.

La recrudescencia, es la recolonización por la misma cepa bacteriana (sí, hay diferentes cepas de H. pylori, como sucede con el virus de la gripe o de la COVID) después de un tratamiento aparentemente exitoso. Es más frecuente durante el primer año tras la erradicación. Esto se debe principalmente a tratamientos previos ineficaces, resistencia bacteriana a los antibióticos y a que el tratamiento no se llevó a cabo durante el tiempo adecuado o no se emplearon los fármacos de elección.

En los países desarrollados, la mayoría de las recurrencias durante el primer año se deben a esta recrudescencia, siendo excepcionales las reinfecciones.

Sin embargo, en los países en desarrollo, la reinfección juega un papel más significativo debido a las condiciones higiénicas y socioeconómicas. La reinfección, es una nueva colonización por el H. pylori. Se eliminó con el tratamiento, pero te vuelves a reinfectar. Es más común después del primer año y puede ocurrir con cepas diferentes a la original. La transmisión intrafamiliar es una de las posibles fuentes de esta reinfección, especialmente en lugares del mundo donde hay muchos casos de la infección. Por supuesto, la reinfección puede ocurrir con cepas diferentes a la original, lo que sugiere que has podido estar expuesto a diferentes fuentes de contagio.

Aspirina, Antiinflamatorios y Helicobacter pylori

La infección por H. pylori es un factor de riesgo para el desarrollo de úlceras inducidas por aspirina y otros AINEs y de sangrado asociado con esas úlceras.

Está demostrado que, la erradicación de H. pylori antes de comenzar el tratamiento con AINEs reduce significativamente la incidencia de úlceras pépticas y el riesgo de sangrado ulceroso.

En cuanto a los pacientes que ya están tomando AINEs, los estudios sugieren que la erradicación de H. pylori no reduce significativamente la incidencia de nuevas úlceras pépticas en usuarios crónicos de AINEs, y que la terapia con inhibidores de la bomba de protones (IBPs como el omeprazol) es una estrategia más efectiva para reducir el riesgo de úlceras en estos pacientes.

¿Y si tomas aspirina a dosis bajas? En este caso, la infección por H. pylori también es un factor de riesgo reconocido para el desarrollo de úlceras y el sangrado de úlceras. De hecho, la infección por H. pylori duplica el riesgo de hemorragia gastrointestinal alta en usuarios de aspirina en dosis bajas. Así pues, la erradicación de H. pylori en estos casos puede reducir el riesgo y está indicada antes de comenzar el tratamiento con aspirina.

Riesgo familiar de infección por Helicobacter pylori

Es normal que, si tienes algún caso en tu familia con Helicobacter pylori, puedas pensar ¿tengo que hacerme pruebas para detectarme Helicobacter pylori?

Para esto no hay una respuesta sencilla. En Estados Unidos, el American College of Gastroenterology acaba de publicar una guía de práctica clínica actualizada que incluye, entre otras indicaciones, investigar la presencia de la bacteria en los adultos convivientes en el mismo domicilio de una persona con infección por H. pylori. Los que tengan una prueba positiva demostrando la infección, deberían tratarse.

Algunos consensos asiáticos también lo recomiendan, debido al mayor riesgo de cáncer gástrico en esos países. Estas recomendaciones se basan en la idea de que es razonable buscar y, si está presente, eliminar H. pylori en grupos de mayor riesgo, como es el caso de los familiares que viven en el mismo hogar. Como podrás leer más abajo, las infecciones por H. pylori generalmente se adquieren durante la infancia y se transmiten entre miembros de la familia.

Parece, por tanto, que si vives con una persona infectada con H. pylori podrías tener una mayor probabilidad de adquirir la bacteria y de desarrollar enfermedades relacionadas, como úlceras pépticas y cáncer de estómago, en comparación con el resto de la población.

Sin embargo, debes saber que no existen estudios bien diseñados que avalen esta práctica en nuestro medio. De hecho, ni la última conferencia española de consenso sobre Helicobacter pylori ni el reciente consenso Europeo de Maastricht – Florencia, se pronuncian sobre este asunto.

Riesgo de cáncer asociado a Helicobacter pylori

El desarrollo de tumores en el estómago, proceso que se denomina carcinogénesis, se asocia a la infección por H. pylori y se produce a través de lesiones histológicas precursoras: la gastritis atrófica, la metaplasia intestinal y la displasia. Sobre esto ya te hablamos en otro artículo de nuestro blog y en uno de nuestros videos en YouTube en colaboración con EFE Salud.

Está muy demostrado que la presencia prolongada de Helicobacter pylori en el estómago aumenta el riesgo de desarrollar cáncer gástrico. La inflamación crónica que provoca esta bacteria puede dañar el revestimiento del estómago y contribuir a la formación de células precancerosas.

Este es uno de los motivos por los que, a nivel individual, independientemente de por qué te llegaron a diagnosticar la infección, está justificado que recibas tratamiento erradicador.

Además, este riesgo de cáncer de estómago en pacientes infectados es especialmente significativo si tienes antecedentes familiares de cáncer gástrico. Por ese motivo, si tienes al menos un familiar de primer grado (padre, hermano o hijo) que haya padecido un cáncer de estómago, tu médico deberá investigar si padeces la infección y te prescribirán tratamiento para erradicarla.

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Cáncer gástrico precoz asociado a infección por H. pylori. Imagen con cromoendoscopia LCI

Para más información sobre este y otros problemas digestivos, visita nuestro blog en ICAdig, donde encontrarás contenido detallado y actualizado sobre temas de salud digestiva.

Preguntas frecuentes y recomendaciones para pacientes con Helicobacter pylori

¿Qué comer con Helicobacter pylori?

No hay recomendaciones dietéticas específicas que tengan un sustrato científico de calidad que realizar a l@s pacientes con esta infección.

¿Helicobacter pylori se contagia? 

Sí, esta bacteria se transmite de persona a persona y se cree que este contagio sucede fundamentalmente durante la infancia, siendo muy excepcional durante la edad adulta.

La transmisión de H. pylori parece ocurrir principalmente de persona a persona a través de vías fecal/oral u oral/oral, aunque el origen exacto de la infección sigue siendo desconocido. Humanos, primates en cautiverio, gatos domésticos y ovejas pueden ser reservorios de la bacteria. En zonas en desarrollo, el agua contaminada puede servir como fuente de infección. En algunos lugares, se ha encontrado la bacteria en las heces de niños pequeños, lo que respalda la transmisión fecal/oral en este tipo de entornos.

Además, en ciertas familias se agrupan infecciones. Esto sugiere una transmisión intrafamiliar. Aunque la transmisión oral/oral (boca a boca) no ha sido confirmada, se ha identificado H. pylori en la placa de los dientes, aunque aparece ahí raramente. En las unidades de endoscopia, además, los gastroenterólogos y enfermeras parecen tener un mayor riesgo de infección, probablemente debido a la exposición ocupacional a secreciones gástricas infectadas.

Después del tratamiento para Helicobacter pylori, ¿qué sigue? 

Tras completar el tratamiento, siempre se debe realizar un test para confirmar la eliminación de la bacteria.

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