Probióticos en el tratamiento del H. pylori
¿De verdad pueden ayudarte?
- Dr. José Carlos Marín
- Actualizado septiembre 2024
- Gastroenterología
Suscríbete a nuestra newsletter
Matar a un Helicobacter
Si alguna vez has experimentado dolor abdominal o una sensación de ardor en el estómago, es posible que tus problemas tengan relación con la infección por Helicobacter pylori. O puede que no. Eso hay que investigarlo. El caso es que esta bacteria, como ya hemos visto en otra entrada de este blog, se encuentra comúnmente en la mucosa gástrica humana y puede causar diversos problemas digestivos.
Afortunadamente, hay muchas formas de tratar la infección por H. pylori. Todas ellas implican el uso de diversos antibióticos y un protector de estómago de la familia del omeprazol. Estos “protectores” del estómago además, tienen una acción que denominamos “bactericida”. Esto es, ayudan a deshacerse de la bacteria. Forman parte de los diversos tratamientos erradicadores. Las diferentes opciones de fármacos que se combinan para eliminar la bacteria de nuestro estómago se denominan así, aunque suene a película de Schwarzenegger.
Lo cierto es que, aunque se emplee siempre omeprazol o un fármaco similar, el tratamiento para matar al Helicobacter puede no tolerarse muy bien desde el punto de vista digestivo. Si has recibido tratamiento erradicador puedes haber notado náuseas, diarrea, sensación de distensión abdominal o incluso un cierto sabor metálico en la boca. Es frecuente que te suceda y lo normal es que sean molestias leves. Casi 1 de cada 4 pacientes que reciben el tratamiento presentan alguno de estos eventos no deseados. Tanto es así que, en la mayoría de los casos, los pacientes cumplen adecuadamente con la duración del tratamiento.
Por todos estos motivos, se ha vuelto cada vez más popular la utilización de probióticos asociados al tratamiento erradicador. En este artículo, te explicaremos qué son los probióticos y qué datos avalan su uso (o no) en el tratamiento de la infección por H. pylori.
¿Qué son los probióticos?
Los probióticos son microorganismos vivos que, cuando se consumen en cantidades adecuadas, pueden, supuestamente, proporcionar beneficios para la salud. La mayoría de los probióticos son bacterias, pero también hay algunas especies de hongos y levaduras que se consideran probióticos. Los probióticos se encuentran en muchos alimentos fermentados, como el yogur o el kéfir. Por supuesto, se pueden encontrar también en forma de suplementos en farmacias y parafarmacias.
El mejor probiótico para Helicobacter pylori
Hay varios tipos de probióticos que se han investigado para su eficacia en el tratamiento de la infección por H. pylori. Estos incluyen:
- Lactobacillus: Esta es una de las especies de bacterias probióticas más comunes. Algunos estudios orientan a que los suplementos de Lactobacillus mejoran la eficacia del tratamiento estándar para la infección por H. pylori y reducen los efectos secundarios del tratamiento.
- Bifidobacterium: Los suplementos de Bifidobacterium también se han investigado y podrían mejorar la eficacia del tratamiento así como reducir los efectos secundarios. Con todas las reservas relacionadas con la calidad de los estudios (que son muchas), esta especie podría ser la más beneficiosa de entre los suplementos con un solo probiótico.
- Saccharomyces boulardii: Aunque técnicamente es una especie de levadura, también se considera un probiótico. Algunas investigaciones orientan a que podría reducir los efectos secundarios del tratamiento convencional para la infección por H. pylori y prevenir la recurrencia de la infección.
¿Por qué añadir probióticos?
Cuando se trata de la infección por H. pylori, se ha propuesto que los probióticos pueden ser útiles básicamente por dos razones:
- Reducción de los efectos secundarios del tratamiento: El tratamiento convencional para la infección por H. pylori incluye una combinación de antibióticos y otros medicamentos.
Si bien este tratamiento es efectivo en la mayoría de los casos, también puede tener efectos secundarios no deseados, como náuseas, diarrea y dolor abdominal. De esto ya hemos hablado más arriba. Los probióticos podrían ayudar a reducir estos efectos secundarios, lo que haría que el tratamiento fuera más tolerable. - Mejora de la eficacia del tratamiento: Algunos estudios han mostrado que los probióticos podrían aumentar la eficacia del tratamiento para la infección por H. pylori. Esto se debe, en parte, a que los probióticos podrían ayudar a eliminar la bacteria.
Lo que recomiendan los expertos
De vez en cuando, los expertos internacionales en la evaluación, diagnóstico y tratamiento del H. pylori se reúnen para reevaluar el conocimiento sobre esta bacteria así como para modificar las recomendaciones previas, si es necesario. La última publicación en este sentido es muy reciente, del pasado año 2022.
En cuanto a la reducción de eventos adversos digestivos relacionados con el tratamiento, y el uso de probióticos, las evidencias científicas disponibles se consideraron de alta calidad. Se acordó que algunos probióticos han demostrado efectividad en disminuir los efectos adversos gastrointestinales asociados al tratamiento erradicador. Hay estudios, sin embargo, que muestran resultados conflictivos.
Las cepas probióticas que más podrían ayudar son algunos tipos de lactobacilos y Saccharomyces. Sin embargo, el efecto beneficioso sería más evidente para tratamientos erradicadores de más de 2 semanas de duración. Esto, en la práctica, es excepcional ya que la mayoría de tratamientos no duran más de 14 días.
Por otra parte, se ha sugerido que los efectos beneficiosos podrían depender fundamentalmente del tipo de paciente a quien estemos tratando la infección por H. pylori. Dado que los pacientes más mayores y con más enfermedades asociadas son los que suelen presentar más problemas digestivos en relación con el tratamiento erradicador, es en ellos donde podría ser probable algún beneficio de asociar probióticos. Sin embargo, esto no se ha investigado específicamente. En el otro extremo estarían los sujetos sin problemas de salud asociados. En un estudio de alta calidad donde se administraron probióticos a adultos jóvenes junto al tratamiento erradicador, no se demostró mejoría de la diarrea ni de otros síntomas digestivos. En todo caso, no existen tampoco estudios de calidad que nos permitan predecir adecuadamente qué tipo de pacientes tendrán más probablemente efectos secundarios con el tratamiento erradicador. Sería en ellos en quienes los probióticos podrían suponer alguna ganancia terapéutica pero, a día de hoy, seleccionar a los pacientes que más se beneficiarán de recibir probióticos aún no es posible.
En cuanto a la efectividad directa de los probióticos para ayudar a erradicar al H. pylori, bien por generar sustancias anti-H. pylori, bien por competencia de las bacterias probióticas por el ecosistema en que se asienta el H. pylori, los estudios que agrupan investigaciones de menor tamaño, muestran solo un efecto marginal en la mejora de la erradicación. A pesar de algunos resultados aislados que podrían ser prometedores, actualmente la mayor eficacia se cree debida, sobre todo, a la mejora de la tolerancia al tratamiento erradicador con los probióticos más que a un efecto directo de estos.
La última Conferencia española de consenso es taxativa. Directamente, recomienda no asociar probióticos al tratamiento erradicador dado que la calidad de la evidencia disponible es baja. Los resultados publicados son discordantes. Esto se debe al empleo en diferentes estudios de probióticos distintos, lo que dificulta interpretar los resultados. Las dosis de probióticos y las duraciones heterogéneas tanto del tratamiento erradicador empleado como del probiótico asociado, también hacen que interpretar los resultados sea complejo. Por otra parte, muchos de los resultados publicados sobre el beneficio de los probióticos provienen de población asiática y con tratamientos erradicadores que, en la actualidad, ya no se emplean por poco eficaces. Es el caso de la triple terapia. De hecho, en varios estudios de alta calidad, cuando se asociaron probióticos a dos tipos diferentes de cuádruples terapias, las que ahora empleamos por ser más eficaz, no se observó beneficio alguno de incluir dichos probióticos en el tratamiento.
Finalmente, en lo referente al consenso español, se añade que, incluir un quinto fármaco (los cuatro del tratamiento erradicador y el probiótico) incrementa el coste, puesto que no están financiados, y hace aún más complejo el tratamiento. El correcto cumplimiento del tratamiento por el paciente podría, por tanto, verse afectado.
Aún más recientemente, una “revisión paraguas” (una gran revisión de muchas revisiones) ha analizado múltiples estudios previos y los ha analizado juntos para darnos una visión general y más completa de lo que sabemos hasta ahora.
Y resultó que, de las 28 publicaciones incluidas, solo una mostró una calidad “moderada”. El resto seguían siendo estudios de calidad baja o muy baja (fue muy baja en 24 de los artículos de la revisión). Además, hubo mucha variabilidad entre los estudios, lo que dificulta interpretar los resultados.
De hecho, la “revisión paraguas” recomendó definir claramente los criterios de inclusión, los protocolos de intervención y cómo se va a medir el resultado del tratamiento. También es crucial obtener más información sobre las cepas específicas, con intención de saber cuál es el mejor probiótico para Helicobacter pylori, las dosis y la duración del tratamiento.
¿Son seguros los probióticos?
La mayoría de los probióticos en uso hoy en día provienen de alimentos fermentados o de los microbios que colonizan a un ser humano sano, y se han utilizado en productos durante décadas. Los lactobacilos tradicionales, se encuentran desde siempre en alimentos fermentados y se consideran generalmente seguros para el consumo. De hecho, son parte de alimentos y de suplementos para la población sana y en las “dosis” en las que se consumen habitualmente.
Sin embargo, un asunto sorprendente con los probióticos es que, para la mayoría de los fármacos, su empleo en ensayos clínicos implica fuertes regulaciones y un registro rutinario de eventos adversos. Conocer sus potenciales toxicidades, si es que las hay, y la posible interacción con otros fármacos que podamos estar recibiendo es un campo prácticamente sin explorar en lo que a investigación en probióticos se refiere. Es más, en un análisis reciente sobre el empleo de probióticos se detectó que casi la totalidad de los estudios con estas preparaciones no definían los efectos secundarios globales ni graves ni tampoco el número de participantes en los estudios que se perdían por efectos secundarios. Esto, sin duda, hace difícil que podamos concluir si los probióticos son seguros. Simplemente, los datos sobre su seguridad no suelen registrarse.
En resumen, y volviendo al asunto que nos ocupa sobre el uso adicional de probióticos durante el tratamiento erradicador para H. pylori, el consenso en nuestro país recomienda, sin paliativos, no asociarlos. Según nuestros expertos, las pruebas sobre sus beneficios son débiles. Por lo que respecta al consenso internacional más reciente, dejan la puerta abierta a su posible efecto beneficioso secundario a una tendencia a disminuir los efectos indeseables del tratamiento erradicador. Pero, no es menos cierto que tampoco los recomienda estrictamente. Se limitan a señalar que “podrían tener” un efecto beneficioso.
Sin embargo, aún quedan muchas preguntas sin respuesta sobre cuál es el mejor probiótico para Helicobacter pylori, en qué dosis y durante cuánto tiempo debe usarse para asociar al tratamiento de esta bacteria. También falta entender mejor cómo los probióticos interactúan con la microbiota intestinal y el sistema inmunológico.
Además, es necesario realizar estudios de alta calidad (lo cierto es que aún no los hay) para determinar si ciertos grupos de pacientes, como los de diferentes edades o con diferentes niveles de gravedad de la enfermedad, se benefician más de los probióticos. Además, es importante definir claramente los criterios de inclusión de los pacientes en los estudios, conocer más detalladamente los protocolos de tratamiento y consensuar las medidas de resultado más adecuadas para reducir la variabilidad en los futuros estudios.
La suplementación con probióticos podría ser una estrategia prometedora como complemento en el tratamiento de H. pylori. Sin embargo, sus posibles beneficios en la mejora de las tasas de erradicación y la reducción de efectos secundarios provienen de estudios de baja calidad científica.
Por tanto, hasta que se disponga de mejores pruebas científicas, tu médico debe considerar los probióticos como un complemento de utilidad no probada definitivamente para erradicar la bacteria H. pylori.
Y, por lo que se refiere a cuál es el mejor probiótico para Helicobacter pylori… No es posible saberlo con certeza con los datos actuales.
En todo caso, es muy probable que el beneficio sea muy marginal y el coste adicional que supone añadirlos al tratamiento erradicador no esté justificado.