Los 3 problemas digestivos más comunes en la infancia

Cuáles pueden afectar a tu peque y cómo aliviarlos

Los 3 problemas digestivos mas comunes en la infancia icadig

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Orgánico o funcional. ¿La edad importa?

En la infancia, los trastornos digestivos más frecuentes son los funcionales. Destacan, entre ellos, el dolor abdominal funcional y el estreñimiento funcional. En un trastorno funcional, los síntomas gastrointestinales son causados por una alteración en la función del tracto digestivo pero no se pueden encontrar anomalías físicas en los órganos. Este tipo de trastornos, presentan grandes variaciones en función de la edad de presentación. Tanto es así que, usando los criterios internacionales más aceptados para su diagnóstico, se dividen entre los que se presentan en el lactante y en el niño menor de 5 años y, en otra categoría, los que se presentan a partir de esa edad. Dentro de ellos, habrá unos relacionados con la presencia de vómitos, otros con el dolor abdominal y otros con las alteraciones en la defecación.

Un trastorno orgánico, por el contrario, se debe a cambios anatómicos o estructurales en el órgano afectado. Entre los trastornos digestivos de origen orgánico, las entidades más frecuentes son la enfermedad celiaca y la esofagitis eosinofílica. Esta última presenta un aumento llamativo de casos en la población pediátrica en los últimos años, en paralelo con el aumento en la incidencia de alergias y las enfermedades autoinmunes.

Los síntomas de tu peque que te deben preocupar

Si hablamos de trastornos funcionales, el que más dudas genera a los padres suele ser el dolor abdominal. Este problema es muy frecuente en la infancia, pudiendo tener su origen en múltiples causas. La mayoría de las veces nos encontramos ante episodios recurrentes que, no siendo graves para el niño, pueden llegar a tener una importante repercusión en la calidad de vida si no se manejan de forma adecuada. Afortunadamente, la mayoría de estas situaciones son fácilmente identificables con una buena historia clínica y exploración. Se deben descartar signos de alarma que orienten a otras causas, que requieran la realización de pruebas complementarias para su diagnóstico y un manejo concreto. La presencia de fiebre sin causa aparente, la pérdida de peso inexplicada o una detención del crecimiento, presencia de sangre en heces o vómitos, así como la necesidad de acudir con urgencia al baño para defecar, son algunas de las situaciones que deben apremiar a la familia a buscar la opinión de un especialista.

Por lo que respecta a la enfermedad celíaca, su forma de presentación es mucho más variable. El niño puedes estar prácticamente sin síntomas o bien desarrollar un problema importante de absorción de nutrientes denominado síndrome malabsortivo. Este se caracteriza por un cambio en las características de las deposiciones o afectación del peso. La aparición de anemia por falta de hierro que se asocia a esta enfermedad también puede provocar que tu hij@ se encuentre siempre cansado.

En relación con la esofagitis eosinofílica deben poner en alerta a la familia:

  • la presencia de episodios en los que el alimento se queda atascado en el esófago o cuesta que pase,
  • el rechazo de la alimentación en el niño pequeño cuando previamente comía bien o
  • síntomas de reflujo que no mejoran con las medidas habituales.

Ante cualquiera de estos síntomas, conviene consultar a un pediatra experto en patología digestiva.

Las pruebas que pedirá tu pediatra.

Los trastornos funcionales pueden diagnosticarse fundamentalmente a través de la historia clínica y la exploración física. La necesidad de realizar pruebas complementarias es algo excepcional. Estas suelen reservarse para casos en los que pueda existir alguno de esos síntomas que denominamos “de alarma” o cuando la evolución clínica no sigue el curso esperado.

En el caso de la enfermedad celíaca es preciso realizar análisis de sangre. En ellos se detecta la presencia de anticuerpos específicos. Además, estas analíticas permiten valorar posibles repercusiones en otros órganos relacionadas con la actividad autoinmune. En la mayoría de los casos, es precisa la realización de una endoscopia digestiva alta con toma de biopsias intestinales para detectar la presencia de alteraciones microscópicas. Sin embargo, recientemente se ha propuesto la posibilidad de diagnosticar algunos casos teniendo en cuenta los análisis, sin precisar la realización de una endoscopia. Existe un protocolo para facilitar el diagnóstico precoz de esta enfermedad, con información específica para pacientes y publicado por el Ministerio de Sanidad que te enlazamos aquí. 

Finalmente, para el diagnóstico de la esofagitis eosinofílica, es imprescindible realizar una gastroscopia. Esta prueba nos permite diagnosticar la enfermedad y evaluar la presencia de complicaciones. La toma de biopsias del esófago permite confirmar el diagnóstico y cuantificar el grado de infiltración por eosinófilos (un tipo de células de defensa). Estas biopsias permiten monitorizar posteriormente la evolución del problema y su respuesta al tratamiento. Además, la gastroscopia nos permite descartar el desarrollo de complicaciones como las estrecheces en el esófago, aunque en la edad pediátrica son alteraciones infrecuentes.

Qué tratamientos tendrá que hacer tu hijo

La mayoría de los problemas funcionales no requieren medicación. Los más empleados son:

  • Terapias para la ansiedad en el caso del dolor abdominal.
  • Pequeñas modificaciones en los hábitos de alimentación y del estilo de vida para el estreñimiento.

En cuanto a la necesidad de fármacos para los trastornos funcionales:

  • En el caso del estreñimiento, y especialmente en el niño de menor edad, será habitual el uso de laxantes. Estos facilitan el ablandamiento de las deposiciones mientras se trabaja el resto del tratamiento. Se logra así no perpetuar el problema y romper con la dinámica de dolor y miedo a la defecación que llevan a que tu hijo retenga voluntariamente la expulsión de heces.
  • En los casos de dolor abdominal, ocasionalmente puede ser preciso algún analgésico de forma puntual, cuando tenga más molestias. Sin embargo, esto no es frecuente y suele controlarse bien con el resto de las medidas.

Por lo que se refiere a la enfermedad celíaca, se debe realizar una dieta sin gluten durante toda la vida. Al igual que sucede con otras enfermedades autoinmunes como la diabetes, se trata de un trastorno crónico que una vez desarrollado no tiene vuelta atrás. Sin embargo, no precisa tampoco de medidas farmacológicas y realizando la dieta de forma adecuada, los pequeños desarrollan una vida normal, como la de cualquier otro niño sano. Actualmente hay diversos tratamientos en investigación que intentan que el paciente celíaco pueda llegar a tomar gluten sin que se le active la respuesta autoinmune. Sin embargo, hoy siguen estando en fases experimentales y aún no se encuentran disponibles.

En cuanto a la esofagitis eosinofílica, el tratamiento puede abordarse desde tres tipos de enfoque, que pueden ser intercambiables entre sí:

  • Una dieta de exclusión de alimentos para tratar de identificar el responsable del cuadro. Esta identificación es complicada habitualmente y suele ser el enfoque que más controles endoscópicos suele requerir durante el seguimiento. Los alimentos que se identifican con mayor frecuencia como responsables son, en orden de frecuencia, la leche, el gluten, el huevo, las legumbres (incluyendo la soja), los pescados o mariscos y los frutos secos. Sin embargo, puede estar implicado algún alimento de otro grupo o ser más de uno de ellos el responsable de la respuesta autoinmune. El abordaje más habitual es retirar inicialmente los dos primeros grupos e ir aumentando la restricción si persiste la clínica. Quizá en los periodos críticos de crecimiento, como la adolescencia o primera infancia así como en pacientes que ya tienen otras restricciones alimentarias, esta alternativa de tratamiento no sea la mejor opción.
  • El uso de inhibidores de la bomba de protones, como son el omeprazol y su familia es otra posibilidad. En 6 de cada 10 pacientes hay una buena respuesta a este tratamiento. Su elección inicial frente al uso de otros fármacos radica en el mejor conocimiento de su seguridad a largo plazo. Inicialmente se precisan dosis más altas pero luego se pueden ir reduciendo.

  • Fórmulas magistrales de budesonida oral en preparación viscosa. Es un tratamiento muy efectivo y seguro. En otros países de Europa ya se encuentra disponible un medicamento con esta formulación en las farmacias. En España, sin embargo, aún se encuentra pendiente de aprobación.

En definitiva, la mayoría de las alteraciones digestiva que puede estar sufriendo tu peque serán debidas a problemas funcionales, sin trastornos importantes, que tendrán solución sin necesidad de fármacos. Sin embargo, debes estar al tanto de algunos síntomas que deben preocuparte porque pueden necesitar la evaluación y tratamiento de un experto gastroenterólogo pediátrico.

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