Probióticos y prebióticos

Para qué sirven realmente

Probióticos y prebióticos icadig

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Tu salud digestiva depende de diferentes factores: tu propia biología (genética, desarrollo y envejecimiento), tu estilo de vida (dieta, ejercicio, medicamentos, abuso de sustancias, etc.), el entorno que te rodea (factores físicos, químicos, biológicos, psicosociales, socioculturales, etc.) y el sistema de salud (uso de servicios, eficacia, eficiencia, etc.).

La colonización microbiana juega un papel en muchas de estas variables. La investigación de la última década ha revelado el impacto de las comunidades microbianas que viven en el intestino de los seres humanos. La archiconocida microbiota. Una parte de tu organismo que desempeña un papel clave en tu salud y, probablemente, en cómo desarrollas algunas enfermedades.

Aunque todavía no se comprende completamente la interacción óptima entre los microorganismos y tu intestino, ni se conoce la proporción o combinación más adecuada de microorganismos para cada individuo, existen algunas evidencias científicas que es bueno conocer.

Recientemente, la Organización Mundial de Gastroenterología (WGO) ha publicado un documento que resume muy bien los datos más recientes. Te lo contamos a continuación.

Así empezó todo

Hace más de un siglo, un científico ruso llamado Elie Metchnikoff sugirió que ciertas bacterias podían beneficiar la salud y ayudar a vivir más tiempo. Pensaba que modificar la microbiota intestinal, es decir, los microorganismos que viven en nuestros intestinos, podían prevenir el envejecimiento y mejorar la salud. Desarrolló una dieta con leche fermentada con una bacteria que llamó «bacilo búlgaro».

Otros científicos también estudiaron cómo ciertas bacterias podrían ayudar a tratar problemas intestinales. Por ejemplo, un profesor alemán llamado Alfred Nissle aisló una cepa no patógena de Escherichia coli de las heces de un soldado durante la Primera Guerra Mundial, y resultó ser efectiva para tratar una enfermedad, provocada por otra bacteria, llamada shigelosis. Otro científico llamado Henry Tissier aisló una bacteria llamada Bifidobacterium de un bebé alimentado con leche materna, y la usó para ayudar a tratar la diarrea de otros niños. Estos fueron los precursores de un campo científico que ha crecido de forma exponencial en los últimos tiempos. Hoy en día, hay miles de estudios en humanos sobre probióticos.

Algunas bacterias como Lactobacillus y Bifidobacterium han sido estudiadas como probióticos durante mucho tiempo. También se usan como probióticos las bacterias como Saccharomyces boulardii, E. coli y Bacillus. Una de las incorporaciones más recientes a esta familia ha sido el Clostridium butyricum.

Además, parece que las bacterias lácticas, que se han utilizado durante miles de años en la fermentación de alimentos para su conservación, también podrían ser beneficiosas. Sin embargo, el término «probiótico» debería reservarse para microorganismos vivos que hayan demostrado en estudios controlados en humanos que proporcionan un beneficio para la salud

Para no enredarte

Es probable que hayas leído o escuchado diferentes términos en relación con estos suplementos relacionados con la microbiota. Probiótico, prebiótico o postbiótico serán algunos de ellos. Puede que el tema te lie. No te pasa solo a ti. Estar al día es difícil para todos.

Te los resumimos ahora:

  • Probióticos: Microorganismos vivos que, cuando se administran en cantidades adecuadas, confieren un beneficio para la salud del huésped.
  • Prebióticos: Un ingrediente fermentado selectivamente que provoca cambios específicos en la composición y/o actividad de la microbiota, beneficiando la salud del huésped.
  • Simbióticos: Una mezcla que comprende microorganismos vivos y sustratos utilizados selectivamente por los microorganismos del huésped, lo que confiere un beneficio para su salud. Hay dos tipos de simbióticos: complementarios (mezclas de probióticos y prebióticos) y sinérgicos (mezclas de microorganismos vivos seleccionados para utilizar un sustrato que se administra a la vez).
  • Postbióticos: Una preparación de microorganismos inanimados y/o sus componentes que confiere un beneficio para la salud del huésped.
  • Bacterias lácticas (LAB): Una clasificación de bacterias fermentativas, incapaces de provocar enfermedad, asociadas a la producción de ácido láctico a partir de carbohidratos, lo que las hace útiles para la fermentación de alimentos. Este grupo incluye especies como Lactobacillus, Lacticaseibacillus, Lactiplantibacillus, Limosilactobacillus, Levilactobacillus, Lactococcus y Streptococcus thermophilus. Muchos probióticos también son LAB, pero algunos probióticos (como cepas de E. coli, Akkermansia mucinophila, bacterias formadoras de esporas y levaduras utilizadas como probióticos) no lo son.
  • Fermentación: Un proceso mediante el cual un microorganismo transforma los alimentos en otros productos, generalmente a través de la producción de ácido láctico, etanol y otros productos metabólicos finales.

Por dónde empezar

El término “prebióticos” es más reciente que el de probióticos. Son sustancias que nuestro cuerpo no puede digerir pero que podrían aportar beneficios para la salud al influir positivamente en los microorganismos que viven en nuestro intestino. Tanto los prebióticos como los probióticos se considera que podrían mejorar la salud intestinal, ya que nuestro intestino está habitado por miles de millones de microorganismos.

Los prebióticos suelen ser unos tipos especiales de azúcares y están presentes en alimentos como galletas, cereales, chocolate o productos lácteos. Algunos ejemplos conocidos de prebióticos son la oligofructosa, la inulina, los galactooligosacáridos y la lactulosa.

La lactulosa puede que te resulte familiar. Es un hidrato de carbono sintético utilizado como medicamento para el tratamiento del estreñimiento. El nombre comercial no lo pondremos aquí pero es muy conocido. También se usa en la encefalopatía hepática que aparece en la cirrosis.

La oligofructosa se encuentra de forma natural en muchos alimentos, como el trigo, la cebolla, los plátanos, la miel, el ajo y los puerros. Su fermentación en el colon puede tener varios efectos fisiológicos, incluyendo:

  • Aumento de la cantidad de bifidobacterias en el colon.
  • Aumento de la absorción de calcio.
  • Reducción del tiempo de tránsito gastrointestinal.
  • Reducción de los niveles de lípidos en sangre.

Hay que tener en cuenta, sin embargo, que la magnitud de estos efectos puede variar en cada individuo. Diferentes factores, como la microbiota intestinal de la que partes y la dieta que haces, pueden afectar a cómo funcionan los probióticos en tu caso concreto.

En general, se parte de la suposición de que el aumento de bifidobacterias en el colon beneficia la salud al producir compuestos que inhiben potenciales agentes patógenos, reducir los niveles de amoníaco en sangre y producir vitaminas y enzimas digestivas.

Colonizadores

En nuestro intestino viven muchos microbios diferentes, especialmente en el colon. Allí hay más de 40 billones de bacterias. ¡Sí, con “b”! Además, cada persona tiene una composición de bacterias única que se forma desde que nacemos y se ve afectada por nuestra genética y nuestra alimentación.

En un adulto sano, la composición de las bacterias en las heces parece ser bastante estable.

Predominan dos tipos de bacterias, llamadas Bacteroidetes y Firmicutes, que representan más del 90% de los microbios en nuestro intestino. También hay otros tipos de bacterias, como Actinobacteria, Proteobacteria, Verrucomicrobia y Fusobacteria.

Tanto los probióticos como los prebióticos tienen funciones importantes para tu sistema digestivo, especialmente para esos microorganismos que viven en tu intestino. Interactúan con nuestras células y con otros microorganismos y esa relación podría beneficiarte. Ambas partes constituyen una simbiosis. Las bacterias intestinales también pueden influir en nuestro sistema inmunológico, ayudando a protegernos contra enfermedades. Además, contribuyen a nuestra nutrición al fermentar los alimentos que consumimos.

Los estudios han demostrado que la composición de los microorganismos en el intestino puede ser diferente en personas sanas y en personas con enfermedades. Sin embargo, aún no se ha definido cuál es la composición ideal de la microbiota en una persona sana. Algunas bacterias como Roseburia, Akkermansia, Bifidobacterium y Faecalibacterium prausnitzii, suelen estar asociadas con un buen estado de salud. Sin embargo, todavía se está investigando para determinar si ingerir más cantidad de estas bacterias puede mejorar tu salud o favorecer la recuperación cuando estás enfermo.

Utilidad en enfermedades digestivas

Es importante tener en cuenta que los efectos de los probióticos dependen del tipo o tipo de microorganismos que se incluyen y de las dosis utilizadas. Para los prebióticos, los efectos se basan en su formulación específica.

Aunque existen estudios que combinan las pruebas científicas de publicaciones previas (metaanálisis) y que estos, en teoría, tienen un gran peso para determinar si un determinado tratamiento es eficaz, hay problemas muy importantes para interpretar sus resultados. Y es que hay grandes diferencias entre estudios: en cuanto a diseño, tipo de intervención o muestra de pacientes incluida. Finalmente, la inclusión de un número relativamente pequeño de personas en muchos de los estudios podría hacer que las diferencias detectadas a favor del tratamiento pudieran ser debidas únicamente al azar.

Prevención del cáncer de colon

Tanto los probióticos como los prebióticos parecen mejorar marcadores biológicos asociados a este tipo de cáncer en modelos animales. Sin embargo, aún no se ha demostrado beneficio de estos agentes en la prevención del cáncer colorrectal en humanos.

Diarrea aguda infecciosa

En niños con diarrea aguda por una infección, parecen reducir la duración de la diarrea. La administración oral podría acortar la duración de la enfermedad diarreica aguda. Pero, por lo general, solo 1 día.

Tanto en niños como adultos, el efecto es prácticamente nulo cuando la diarrea lleva 48 horas o más de evolución.

Para cerrar el asunto, la Guía Clínica de la Asociación Americana de Gastroenterología (AGA) publicada en 2020, se decantó sin reservas por recomendar en contra del uso de probióticos en la diarrea aguda infecciosa. Tuvieron en cuenta diversos estudios que no demostraron que consumir estas bacterias fuera mejor que recibir un placebo.

Prevención de la diarrea asociada a antibióticos

En la prevención de la diarrea asociada a antibióticos, los probióticos a altas dosis podrían ser eficaces en adultos o niños que reciben antibióticos. Sin embargo, son precisos estudios mejor diseñados y con la participación de un gran número de centros para confirmar este beneficio. Además, cuando se trata de pacientes con baja probabilidad de desarrollar una diarrea asociada a antibióticos (sin episodios previos de diarrea por este motivo o fragilidad asociada a otras enfermedades), los probióticos no parecen tener ningún efecto beneficioso.

Erradicación de Helicobacter pylori

De este asunto ya hemos hablado en nuestro blog. Te remitimos a ese post. No te asustes. Con que te leas los dos últimos párrafos, tendrás una idea clara.

Solo insistir aquí en que no hay pruebas científicas que respalden la idea de que el uso solo de probióticos, sin terapia antibiótica adicional, sea efectivo para erradicar la bacteria.

 

Prevención y tratamiento de la encefalopatía hepática

De la lactulosa, como prebiótico, hablamos más arriba. Desde hace décadas se usa para la prevención y el tratamiento de la encefalopatía hepática. Esta enfermedad es un trastorno del funcionamiento del cerebro que se da en pacientes con enfermedades avanzadas del hígado.

Al contrario que con la lactulosa, las evidencias científicas sobre el uso de probióticos en personas con encefalopatía hepática son de baja calidad. Además, no se ha observado que reduzcan la mortalidad.

Enfermedad inflamatoria intestinal (EII)

En algunos pacientes con EII es necesario extirpar el colon. Para mantener las deposiciones por vía anal se crea una especie de bolsa durante la cirugía que se cose a la zona del ano. Esa “bolsa” se llama reservorio y su inflamación, reservoritis.

Aquí sí existen pruebas sobre la utilidad de una mezcla de probióticos en la prevención de un primer episodio de reservoritis y en la prevención de recaídas. Se recomienda la mezcla de probióticos para adultos y niños con reservoritis leve, o como terapia de mantenimiento cuando esta ya se ha superado.

En la colitis ulcerosa es improbable que los probióticos sean útiles cuando la enfermedad está activa de forma leve o moderada y son claramente inefectivos en los casos graves.

En la enfermedad de Crohn tampoco han demostrado su utilidad.

Síndrome del intestino irritable (SII)

La reducción de la distensión abdominal y los gases como resultado de los tratamientos con probióticos se describe en varios estudios publicados. Algunos podrían aliviar los síntomas en personas con dolor abdominal funcional. De nuevo, sin embargo, la calidad de los estudios es muy mejorable y existe un importante riesgo de sesgos. La Guía clínica de la AGA solo plantea su empleo en el contexto de estudios clínicos experimentales.

Malabsorción de lactosa

Tanto el Streptococcus thermophilus como el Lactobacillus delbrueckii subsp. bulgaricus mejoran la digestión de la lactosa y reducen los síntomas relacionados con la intolerancia a la lactosa. Esto se ha confirmado en varios estudios en los que los individuos consumieron yogur con cultivos vivos. El asunto aquí es el siguiente: ¿no es más sencillo dejar de consumir alimentos con lactosa?

Enterocolitis necrotizante del neonato

Los suplementos con probióticos reducen el riesgo de desarrollar una enterocolitis necrotizante, una inflamación intestinal muy grave, en los neonatos prematuros.

Algunos estudios han mostrado un menor riesgo de muerte en los grupos tratados con probióticos, aunque no todas las preparaciones probióticas probadas son efectivas.

La Guía de la AGA recomienda administrar preventivamente probióticos en estos prematuros con bajo peso. Sin embargo, una revisión reciente de ensayos clínicos combinados considera que la calidad de los estudios publicados no permite hacer recomendaciones definitivas.

Hígado graso no alcohólico

Los probióticos han demostrado mejorar el nivel de colesterol en sangre y las transaminasas. Sin embargo, estamos hablando de marcadores subrogados. Es decir, determinaciones en sangre que no necesariamente se correlacionan con resultados relevantes para los pacientes. Se necesitan, por tanto, más estudios que pongan énfasis en lo que de verdad importa a las personas con esta afectación del hígado.

Nos mojamos

En resumen, los probióticos y prebióticos son parte de un campo en permanente evolución y de un previsible brillante futuro. Sin embargo, su aplicabilidad actual es limitada. En enfermedades digestivas del adulto, los beneficios probados son escasos: la lactulosa es útil en prevención y tratamiento de la encefalopatía hepática y la combinación de probióticos para el manejo de la reservoritis. En neonatos, algunas cepas concretas, podrían tener utilidad en la prevención de la enterocolitis necrotizante, pero la calidad de las pruebas científicas es mejorable.

Existen lagunas muy importantes en la investigación. Los estudios tienen diseños muy diversos, suelen tener sesgos importantes y las cepas de probióticos estudiadas son muy variables.

Por todo ello, es necesario disponer de investigaciones de mayor calidad para emplearlos. Es razonable esperar a estar más seguros de sus beneficios antes de pautarlos como tratamiento.

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