Las 3 dietas para el síndrome de intestino irritable

Sus beneficios y algún que otro peligro

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Algunos pacientes con síndrome de intestino irritable (SII) tienen síntomas que pueden relacionar con la dieta: hinchazón, gases, diarrea o estreñimiento.

Si fuera tu caso, debes saber que puedes beneficiarte más de los tratamientos dietéticos que cuando un paciente no encuentra una asociación entre el tipo de dieta y los síntomas que aparecen.

Además, si eres de los que tienen una mayor conciencia de su dieta y están dispuestos a hacer cambios en su estilo de vida también puedes beneficiarte más de los tratamientos dietéticos.

Te lo contamos a continuación.

Tipo de SII y dieta

El impacto de la dieta en el SII puede variar entre los diferentes tipos de pacientes con SII. Así, la efectividad de diferentes modificaciones dietéticas puede variar según el subtipo que tenga el paciente (con predominio de estreñimiento o con predominio de diarrea).

Actualmente hay evidencia limitada sobre cómo las modificaciones dietéticas afectan a estos subtipos específicos de pacientes con SII. Sin embargo, de forma general pueden darse algunas pautas. Si en tu caso predomina la diarrea, podrías beneficiarte más de una dieta baja en FODMAP, mientras que si tu síntoma predominante es el estreñimiento te funcionará mejor aumentar la ingesta de fibra en la dieta.

Dieta en el SII y sus posibles dificultades

En el SII se han empleado varias dietas, como la baja en FODMAP (fermentable oligosaccharides, disaccharides, monosaccharides and polyols), la dieta sin gluten o la rica en fibra.

Sin embargo, estas dietas pueden tener limitaciones prácticas para algunos pacientes. Por ejemplo, las dietas restrictivas (baja en FODMAP o sin gluten) requieren planificación y preparación de comidas, lo que puede ser poco práctico para ti. Además, las personas que se encuentran en dificultades económicas o de acceso a ciertos alimentos pueden tener problemas para obtener aquellos permitidos en una dieta específica. Por ponerte un ejemplo, los alimentos sin gluten, como puede que sepas, suelen ser más caros.

Por otra parte, no siempre es sencillo identificar determinados alimentos como desencadenantes principales de algunos de tus síntomas.

Asimismo, informar con precisión al profesional que te atiende sobre el resultado de una restricción en la dieta, puede ser algo complicado en algunos casos. Esta podría ser tu situación. No eres un caso aislado así que, no deberías desanimarte por eso. Siempre es posible ayudarte.

Además de estas limitaciones prácticas, también es importante tener en cuenta que las dietas restrictivas pueden no ser adecuadas para todos los pacientes con SII. Cada paciente es diferente y puede responder mejor a diferentes tipos de tratamiento o cambios en el estilo de vida.

Por dónde empezar

Si tienes un SII se pueden hacer algunas modificaciones dietéticas que te pueden mejorar. Entre ellas se incluyen:

  • Hacer comidas regulares y tomarse tiempo para comer.
  • Evitar saltarse comidas o dejar largos intervalos entre ellas.
  • Beber al menos 8 unidades de líquido por día, especialmente agua u otras bebidas sin cafeína, como tés de hierbas.
  • Limitar el consumo de té y café a 3 tazas al día.
  • Reducir el consumo de alcohol y bebidas con gas.
  • Consumir fruta de forma moderada, sin pasar de 3 piezas al día.
  • Si padeces de gases e hinchazón puede ser útil comer avena y semillas de lino (hasta 1 cucharada al día).
  • Reducir el consumo de «almidón resistente» (almidón que resiste la digestión en el intestino delgado y llega intacto al colon), que a menudo se encuentra en alimentos procesados.

Por otro lado, es recomendable limitar ciertos alimentos o grupos de alimentos que pueden desencadenar tus síntomas. Estos incluyen:

  • Alimentos ricos en grasas, como fritos, carnes muy grasas y salsas cremosas.
  • Comidas picantes.
  • Productos lácteos, especialmente si eres intolerante a la lactosa.
  • Alimentos ricos en FODMAPs (oligosacáridos fermentables, disacáridos, monosacáridos y polioles) como cebollas, ajo, trigo, legumbres y ciertas frutas como manzanas y peras.
  • Endulzantes artificiales, chicles y caramelos “sin azúcar” y preparados “adelgazantes” que pueden contener sorbitol.

El gluten: ¿amigo o enemigo?

Hay algunos estudios que han detectado que una dieta sin gluten podría llegar a mejorar los síntomas del SII.

En dos estudios con pacientes cuyos síntomas ya habían mejorado al suspender el gluten se probó a reintroducir éste en la dieta. Recibieron, al azar, una dieta que contenía gluten o placebo (una sustancia que no genera beneficio ni perjuicio). Ambos estudios detectaron un empeoramiento de los síntomas de SII en el grupo que tomó gluten en comparación con el grupo que recibió placebo. Por el contrario, un estudio más reciente y científicamente mucho más potente no encontró diferencias entre el grupo que reintrodujo gluten y el que solo recibió placebo. También en otro experimento, los pacientes con SII que respondieron a una dieta sin gluten seguida de una dieta baja en FODMAP no notaron un empeoramiento de los síntomas cuando volvieron a consumir gluten.

Por último, en otro estudio se compararon los síntomas digestivos y la hinchazón abdominal en pacientes con presunta sensibilidad al gluten. A unos se les reintrodujo el gluten y a otros una dieta rica en fructanos (un tipo de hidratos de carbono). Lo que se encontró fue que las molestias gastrointestinales fueron mayores en aquellos que tomaron fructanos en comparación con los que volvieron a tomar gluten. Este estudio sugiere que los fructanos, y no el gluten, inducen síntomas en pacientes con presunta sensibilidad al gluten.

Como ves, los resultados son dispares. No está claro si una dieta sin gluten es beneficiosa para los pacientes con SII, y se necesitan más investigaciones para determinar su efectividad.

La dieta baja en FODMAPs y sus fases

La dieta baja en FODMAP es una de las dietas más comunes recomendadas para los pacientes con síndrome de intestino irritable.  Los FODMAP son carbohidratos fermentables que pueden absorberse mal por algunas personas y causar síntomas gastrointestinales, como hinchazón, dolor abdominal y diarrea.

Algunos de los principales alimentos que deben evitarse en la dieta baja en FODMAP incluyen:

  • Fructosa: miel, manzanas, peras, mangos o sandía.
  • Lactosa: leche, yogur y queso fresco.
  • Fructanos: trigo, cebolla, ajo y alcachofas.
  • Galactanos: legumbres como lentejas y garbanzos.
  • Polioles: edulcorantes artificiales presentes en los caramelos y chicles como sorbitol y xilitol.

En todo caso, ten en cuenta que no todos los pacientes con SII tienen intolerancia a los FODMAP. Además, algunos alimentos que no son ricos en FODMAP pueden desencadenar síntomas del SII en algunos pacientes.

La dieta baja en FODMAP consta de tres fases:

1. Restricción: En esta fase, el paciente sigue una dieta baja en FODMAP durante un período de tiempo limitado (generalmente de 4 a 6 semanas). Durante este tiempo, se eliminan los alimentos ricos en FODMAP de la dieta del paciente para reducir los síntomas del SII.

2. Reintroducción: Después de la fase de restricción, el paciente comienza a reintroducir gradualmente los alimentos ricos en FODMAP en su dieta para determinar qué alimentos específicos pueden estar contribuyendo a sus síntomas. El proceso de reintroducción debe estar guiado por un profesional y se realiza cuidadosamente.

3. Personalización: En esta fase final, el paciente trabaja con un especialista para personalizar su plan de alimentación y determinar qué alimentos específicos deben incluirse o evitarse según sus necesidades individuales y tolerancia a los FODMAP.

La fibra… ¿de qué tipo?

La fibra soluble es recomendable para mejorar de los síntomas globales del SII. Este tipo de fibra se encuentra en alimentos como el psyllium, la fibra de maíz, la metilcelulosa, la avena y la pulpa de frutas y verduras. La recomendación se basa en estudio científicos muy potentes que mostraron que la fibra soluble puede beneficiar a los pacientes con SII mientras causa solo mínimas molestias.

Aunque la fibra insoluble puede tener algunos beneficios para la salud, como mejorar el tránsito intestinal y prevenir el estreñimiento, también puede empeorar los síntomas del SII en algunos pacientes. Esta fibra insoluble se encuentra en alimentos como el salvado de trigo, los granos enteros y las “pieles” y semillas de frutas y verduras. Estos alimentos pueden ser difíciles de digerir para algunas personas con SII, lo que puede provocar hinchazón, gases y diarrea. Por lo tanto, se recomienda que los pacientes con SII eviten o limiten su consumo de fibra insoluble y se centren en consumir más fibra soluble.

Biomarcadores de respuesta a la dieta

Existen datos preliminares que sugieren que los factores genéticos relacionados con la celiaquía (es decir, HLA DQ2/8) y las serologías pueden predecir la respuesta individual de algunos pacientes a una dieta sin gluten.

Algunos estudios sugieren que pacientes con SII con predominio de diarrea y anticuerpos positivos contra la transglutaminasa y/o un tipaje de HLA DQ2 positivo tienen más probabilidades de tener una normalización de los síntomas y de la frecuencia de las deposiciones después de una dieta sin gluten cuando se comparan con personas con anticuerpos negativos y/o DQ2 negativo.

Por otra parte, se ha demostrado que los pacientes con variantes genéticas de la enzima sucrasa-isomaltasa tienen menos probabilidad de responder a una dieta baja en FODMAP.

Además, se ha encontrado que algunos perfiles de microbioma fecal pueden predecir la respuesta a una dieta baja en FODMAP. Por ejemplo, en pacientes pediátricos, la respuesta a este tipo de dieta se ha correlacionado con la presencia de un microbioma con mayor cantidad de enzimas específicas para carbohidratos.

En cuanto a la fructosa, no existe evidencia convincente de que el test de fructosa-hidrógeno espirado sea capaz de predecir la respuesta a una dieta restrictiva en fructosa o a dieta baja en FODMAP.

Como puedes ver, existen algunos biomarcadores que podrían ayudar a predecir la respuesta a las intervenciones dietéticas en pacientes con SII. Sin embargo, actualmente no hay suficiente evidencia para respaldar su uso rutinario en las consultas.

Cuidado con los TCA

Esto que viene ahora es muy serio. TCA es el acrónimo de Trastornos de la Conducta Alimentaria. Lamentablemente son frecuentes en pacientes con enfermedades digestivas que requieren restricciones en la dieta o en los que éstas se prolongan en el tiempo. La anorexia y la bulimia son los más conocidos.

Sin embargo, el que más frecuentemente puede llegar a aparecer cuando se pautan dietas para el SII es el trastorno de evitación y restricción de la ingesta de alimentos.

Los pacientes que lo sufren evitan determinadas comidas de forma tan extrema que pueden desarrollar pérdida de peso y malnutrición. Pueden, por ello, precisar de suplementos nutricionales e incluso medidas más intensivas. Por supuesto, realizar una dieta restrictiva es claramente inconveniente en pacientes que ya sufren de alguno de estos trastornos.

No te extrañe, por lo tanto, si tu médico o nutricionista te hace algunas preguntas para evaluar si existe algún trastorno de la conducta alimentaria o pretende despistar que haya datos de malnutrición.

Tu experto nutricionista

Para finalizar, unos pocos apuntes sobre la conveniencia de disponer de nutricionistas especializados. Estos profesionales desempeñan un papel importantísimo en el manejo de pacientes con SII. Un nutricionista te ayudará a desarrollar un plan de alimentación individualizado que aborde tus síntomas y necesidades nutricionales.

Puede ayudarte a identificar los alimentos que pueden estar contribuyendo a tus síntomas y proporcionar recomendaciones específicas sobre qué alimentos incluir o evitar en tu dieta. También se asegurará de que estás recibiendo suficientes nutrientes esenciales y puede proporcionarte información sobre suplementos dietéticos si es necesario.

Además, pueden trabajar con otros profesionales, como psicólogos, para brindarte una atención integral. En general, te ayudarán a mejorar tu calidad de vida mediante la implementación de cambios dietéticos apropiados y sostenibles.

En el Instituto Clínico del Aparato Digestivo creemos profundamente en los beneficios de esta interacción. Por eso, colaboramos con los nutricionistas especializados en problemas digestivos de Enaltea. Un grupo serio y solvente. Nutricionistas que se apoyan en datos científicos con rigor sin olvidarse de tus necesidades específicas. Este excelente equipo y nuestros expertos gastroenterólogos son la combinación perfecta para lograr que tus problemas digestivos mejoren, sin que tengas que sufrir por ello.

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