Diarrea aguda

Los 7 consejos más prácticos

Diarrea aguda icadig

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Llegó el verano. Y con él la playita, el sol, las cervecitas en las terrazas…

Pero también es la época del año donde tienes más papeletas para padecer una diarrea aguda. Estamos hablando de hacer más de 3 deposiciones al día y de episodios de pocos días de duración.

A continuación te contamos cómo manejar este problema digestivo veraniego, unas pistas para que detectes qué ha podido provocar el problema y algunas cosas que es mejor no hacer aunque hayas oído lo contrario. Por cierto, como bonus, te pasamos más abajo la receta de la “limonada alcalina” por si te ves en apuros.

Conoce a los principales sospechosos

La mayoría de los casos de diarrea aguda se deben a infecciones y los síntomas acaban por desaparecer casi sin hacer nada. No tendrás ni que consultar.

Hablamos de diarreas leves cuando el número de deposiciones es inferior a 8, hay poco dolor abdominal, no hay deshidratación y la fiebre, si existe, no supera los 38,5ºC. No suele durar más de 3 días. Fuera de estas situaciones, los casos son moderados o graves y hay que consultar.

Si nos ponemos a buscar culpables, los gérmenes que las producen incluyen virus (norovirus, rotavirus, adenovirus…), bacterias (Salmonella, Campylobacter, Shigella, Escherichia coli, Clostridium difficile y otros) y protozoos (como Cryptosporidium o Giardia).

En general, las diarreas agudas infecciosas leves las provocan los virus. En la mayoría de los estudios, los cultivos para bacterias en heces raramente son positivos en estos casos de poca importancia. Sin embargo, en diarreas más intensas, las causas bacterianas suelen ser la norma.

Reconoce si puede ser grave

Lo primero en las diarreas es reconocer si se trata de un problema leve o si hay razones para preocuparse.

Cuando hay presencia de sangre en las heces hablamos de disentería y suele indicar la presencia de un microorganismo con capacidad para invadir la mucosa del intestino. En este caso suele haber fiebre elevada y dolor abdominal intenso. Es un motivo para consultar lo más pronto posible con tu médico.

¿Cómo saber si es tan importante la diarrea como para poder necesitar un ingreso en un hospital? A ver… en general, no tendrás que preocuparte. Lo más probable es que tu diarrea sea leve y se resuelva con facilidad.

En todo caso, es bueno que conozcas algunas situaciones a las que debes prestar atención. Hay que plantearse un ingreso para tratar la diarrea si:

  • Aparecen vómitos que no ceden a pesar de tratamiento y no permiten ni siquiera tomar líquidos.
  • Se detectan alteraciones analíticas o signos de complicaciones en otras pruebas que pida tu médico.
  • Hay pérdida de peso relevante o datos de deshidratación grave (boca y lengua muy secas o escasa capacidad para orinar).
  • No hay mejoría en 2-3 días a pesar de un tratamiento adecuado.
  • Tienes otra enfermedad importante asociada: enfermedad inflamatoria intestinal, problemas cardíacos, renales o de la inmunidad (defensas bajas por tratamientos médicos o de otro origen).

En casos dudosos, el criterio del médico decidirá si es necesario el ingreso hospitalario según la situación clínica del paciente y su entorno. No es lo mismo una diarrea en una persona joven y sana que en un anciano con múltiples enfermedades que aumentan su fragilidad y vive solo.

Memento

Para conseguir pistas sobre qué está provocando la diarrea es bueno echar la vista atrás. Para ayudarte a controlar el brote, si necesitas consultar, tu médico te hará preguntas que pueden orientarle a ajustar mejor el tratamiento.

Por ejemplo, si aparece fiebre, heces con sangre o con mucho moco hay que pensar en bacterias invasivas (por ejemplo, Salmonella no tifoidea, Shigella o Campylobacter). Pero no son la única causa. Algunos virus (como el citomegalovirus), las amebas o el clostridium difficile también provocan esos síntomas.

También es muy importante revisar lo que has comido. ¿Sabías que, según en qué momento aparezca la diarrea y qué hayas comido, sugiere gérmenes diferentes? No siempre es fácil, pero puede dar pistas muy relevantes.

En función del tiempo que ha pasado desde el consumo:

  • En las 6 horas siguientes a ingerir el alimento: Como aparece muy rápido tras consumir ciertas comidas, suele deberse más a toxinas que producen algunas bacterias que a las bacterias en sí. Los responsables más habituales son Staphylococcus aureus o Bacillus cereus, especialmente si todo empezó con náuseas y vómitos.
  • De 8 a 16 horas: sugiere infección por Clostridium perfringens.
  • Más de 16 horas: sugiere infección viral u otra infección bacteriana (por ejemplo, contaminación de los alimentos con toxinas de algunas especies de E. coli u otros patógenos).

Si te fijas en el alimento concreto que has consumido:

  • Mariscos crudos: Si has comido ostras, almejas o mejillones sin cocinar, el Vibrio vulnificus puede generarte vómitos y diarrea.
  • Carnes rojas o de ave poco cocinadas: Aquí la Salmonella, el Campylobacter, algunas especies de E. coli y el Clostridium perfringes se llevan la palma.
  • Fiambres: Siempre hay que pensar en la Listeria. ¿Te acuerdas del brote de la carne mechada allá por el 2019? Pues este era el germen responsable
  • Huevos crudos, carnes rojas o de ave envasadas, lácteos no pasteurizados o verduras frescas: Las especies de Salmonella no tifoideas suelen estar implicadas.
  • Arroz: Toxina de bacillus cereus. Aquí es importante que sepas que la cocción no destruye las esporas de la bacteria que luego genera la toxina. Por eso, cuando hiervas arroz, consúmelo enseguida o llévalo rápido a enfriar a la nevera. Así no dará tiempo a que aparezcan las toxinas.
  • Comida preparada, ensaladas, fiambres o lácteos: Pueden tener toxina de S. aureus. Gran parte de las personas portan esta bacteria en el interior de la nariz. Por eso es tan importante que los manipuladores de alimentos hagan su trabajo con los mayores estándares de higiene.

Rehidrátate

Recuerda que lo importante es reponer los líquidos y electrólitos (sodio, potasio y cloro, fundamentalmente) que se pierden con la diarrea. Preferentemente, por vía oral. Esta reposición se basa en una solución recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Existen muchos preparados (soluciones de rehidratación) comerciales que tienen esta composición. Son el tratamiento más recomendable.

Sin embargo, puedes tener problema para conseguirlos, por diferentes circunstancias. Si es así, mientras tanto, y como solución para consumir temporalmente, puedes emplear la receta de la llamada «limonada alcalina» que te ofrecemos a continuación:

  • En 1 litro de agua se diluyen 2 cucharadas soperas de azúcar (4 sobres de azúcar de 10 gramos)
  • la «punta de un cuchillo» de sal (1,8 gramos ó 1,5 ml de sal fina).
  • la «punta de un cuchillo» de bicarbonato (1,5 ml de bicarbonato sódico)
  • el zumo de dos limones (50 ml).

Con esta receta, la «limonada» se aproxima mucho a las recomendaciones. Sin embargo, este preparado debes considerarlo como una ayuda cuando no tengas acceso a los preparados de rehidratación comerciales. Siempre que te sea posible, estos últimos serían la opción ideal.

En cuanto a los refrescos comerciales (tipo Aquarius®, Gateorade®, etc…) o zumos… Evítalos en el caso de diarreas que no sean leves. Contienen un aporte excesivo de azúcares y una concentración muy alta de otras sustancias en el líquido, lo que puede empeorar la diarrea. Para que te hagas una idea, por ejemplo, el Aquarius® tiene mucho menos sodio y potasio que el recomendado por la OMS. No son productos equivalentes a las soluciones de rehidratación oral pero son admisibles en personas sanas y con diarreas leves.

Unas pinceladas sobre la dieta

Sería bueno tener algunas pistas sobre la dieta en los primeros momentos en que aparece la diarrea, ¿verdad? A continuación, tienes algunas sugerencias:

  • Durante las primeras 24-48 horas, la dieta debe ser líquida.
  • Luego continúa con agua de arroz y yogures. Inicialmente, en pequeñas cantidades.
  • Puedes seguir con arroz, sopa de fideos, jamón cocido, plátano, carne de pollo o pescado blanco al vapor, patata y manzana cocida o pan tostado.
  • Posteriormente puedes consumir alimentos a la plancha.
  • Deja para el final, cuando ya estés recuperada/o, los alimentos con fibra (legumbres, verduras, ensaladas, frutas en general), grasas y frituras, leche, mermeladas, cacao, estimulantes tipo café o bebidas gasificadas.
  • Recuerda que, dado que se dañan las células intestinales por la infección, la diarrea puede persistir por que se añade cierta malabsorción de lactosa temporal. Esta puede durar semanas o meses, por lo que en el caso de diarrea persistente se debe reducir el consumo de alimentos con lactosa.

Antibióticos: ¿Sí o no?

Dado lo autolimitado y leve de la mayoría de los casos, no suele ser necesario el tratamiento con antibióticos.

Tu médico considerará la mayoría de las veces que, si no es una diarrea importante, el beneficio potencial de los antibióticos (mejoría de los síntomas) no supera las posibles desventajas (por ejemplo, posibles efectos adversos del tratamiento o erradicación de la microbiota sana).

Solo se recomienda añadir antibióticos cuando:

  • La diarrea da síntomas graves.
  • Aparece sangre en las heces.
  • El paciente tiene un riesgo especial (ancianos frágiles, enfermedad cardíaca, debilidad en las defensas, enfermedad inflamatoria intestinal, embarazo…).

La gastroenteritis por Salmonella (no tifoidea) solo se trata con antibióticos en personas inmunodeprimidas, de edad avanzada, con enfermedades asociadas graves o con diarrea grave debido a que puede favorecer el aumento de portadores crónicos de la bacteria y una mayor probabilidad de recurrencia. El antibiótico además no reduce la duración de los síntomas y puede prolongar en el tiempo la expulsión de la bacteria por las heces.

Otros tratamientos

Los probióticos se han puesto muy de moda últimamente para casi todo. En las diarreas agudas, debes saber que no han demostrado que sean eficaces. Puedes ahorrarte comprarlos.

En cuanto a los medicamentos que reducen el movimiento del intestino, del tipo de los derivados opioides, ¿qué te podemos contar? Sigue habiendo preocupación por si pueden prolongar la duración de la fiebre o la diarrea. Así que, suelen evitarse. Se tiende a pensar que el aumento del movimiento y la propia diarrea tienden a “limpiar” el intestino de la infección o la toxina que provocó el problema. Es como una especie de mecanismo de defensa de tu propio organismo. Intentar parar ese “efecto limpieza” podría no ser lo más adecuado.

Más recientemente, el rocecadotrilo ha mostrado menos efectos secundarios que los opioides que mencionamos arriba pero el beneficio en disminuir la duración de la diarrea es muy marginal por lo que su uso de rutina no se recomienda ni siquiera en los niños.

¿Te queda alguna duda o necesitas una evaluación médica experta sobre este u otros problemas relacionados con el funcionamiento de tu aparato digestivo? Aquí tienes el enlace para contactar con nuestro equipo…

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