Pólipos del colon: Cómo sabe tu médico si es benigno o es un cáncer
Las capas del colon importan
- Dr. José Carlos Marín
- Enero 2023 (revisado octubre 2024)
- Endoscopia
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Uno de los motivos que traen a los pacientes a las consultas de un médico digestivo es conocer los resultados de las biopsias de un pólipo extirpado por endoscopia.
Cuando enseñas el informe de anatomía patológica al médico, una extraña mezcla de emociones, de esperanza y temor, te embarga.
Extiendes el documento sobre la mesa de tu especialista y buscas, en sus ojos, la traducción del jeroglífico.
Porque el informe está lleno de términos extraños que conforman la descripción del patólogo (el especialista que analiza las muestras al microscopio).
En este post te ayudaremos a descifrar el contenido de esos informes de anatomía patológica. Para que les pierdas el miedo y estés más informad@.
Empezamos por el principio.
¿Qué son los pólipos?
Un pólipo colorrectal es un crecimiento anormal que se forma en la pared interna del colon o del recto (la capa mucosa).
Son pequeñas protuberancias o bultos y, por lo general, no producen síntomas. Se descubren durante una colonoscopia que se solicita en el contexto de un cribado de cáncer de colon o por otra indicación bien establecida.
Existen diferentes tipos de pólipos, pero los dos más comunes son los pólipos hiperplásicos y los adenomatosos. Los pólipos hiperplásicos son generalmente pequeños y no tienen riesgo de convertirse en cáncer.
Por otro lado, los pólipos adenomatosos, aunque también suelen ser benignos (no cancerosos), pueden convertirse en cáncer con el paso del tiempo si no se extirpan. ¿Cuánto tiempo tarda un pólipo en convertirse en cáncer? En general, se estima que la progresión de un pólipo adenomatoso a cáncer colorrectal puede llevar más de 10 años.
Por eso, se recomienda la extirpación de los pólipos cuando se encuentran, incluso si no son peligrosos en ese momento.
En todo caso, algunos pólipos, en especial los de mayor tamaño o los que tienen ciertas características celulares, pueden evolucionar más rápido hacia un cáncer colorrectal (una lesión cuyas células han conseguido invadir capas profundas de la pared del colon). Por eso, debes pensar en ese período de tiempo para que malignicen como algo variable y que depende de diferentes factores.
¿Por qué se forman pólipos en el colon?
Los pólipos en el colon se forman debido a varios factores que pueden afectar el proceso normal de regeneración celular en la mucosa del colon o del recto. A lo largo del tiempo, las células del colon pasan por un ciclo continuo de crecimiento, división y muerte.
Sin embargo, cuando este proceso se descontrola por alguna razón, pueden aparecer pólipos. Existen varias causas y factores de riesgo que contribuyen a la formación de estas lesiones. Básicamente, están implicados factores genéticos y ambientales:
Factores genéticos: La genética juega un papel importante en la formación de pólipos. Algunas personas heredan mutaciones genéticas que aumentan el riesgo de desarrollar pólipos. Por ejemplo, existen síndromes hereditarios como la poliposis adenomatosa familiar (PAF) o el síndrome de Lynch, que hacen que las personas afectadas formen múltiples pólipos a lo largo de su vida, lo que aumenta significativamente el riesgo de desarrollar cáncer colorrectal si no se controlan.
El resto, son factores ambientales que pueden estar implicados:
Edad: A medida que envejeces, el riesgo de desarrollar pólipos aumenta. La mayoría de los pólipos colorrectales se encuentran en personas mayores de 50 años. Esto se debe a que, con el tiempo, el cuerpo puede acumular errores en la regeneración celular que favorecen el crecimiento anormal de pólipos.
Dieta y estilo de vida: La dieta y los hábitos de vida también juegan un papel crucial en la formación de pólipos. Las personas que consumen dietas altas en grasas saturadas y carnes rojas, y bajas en fibra, frutas y verduras, pueden tener un mayor riesgo de desarrollar pólipos. Además, el consumo excesivo de alcohol, el tabaquismo y la falta de ejercicio físico pueden aumentar este riesgo.
Inflamación crónica: Las enfermedades inflamatorias del intestino, como la colitis ulcerosa o la enfermedad de Crohn, que causan inflamación crónica en el colon, también están asociadas con un mayor riesgo de desarrollar pólipos. La inflamación prolongada puede dañar la mucosa intestinal y aumentar el riesgo de crecimiento celular anormal.
Otros factores ambientales: La obesidad o la diabetes tipo 2 también pueden contribuir a la formación de pólipos. Asimismo, antecedentes personales de pólipos previos o cáncer de colon aumentan la probabilidad de desarrollar nuevos pólipos.
¿Qué síntomas producen los pólipos de colon?
Los pólipos y el cáncer colorrectal suelen desarrollarse de forma silenciosa, es decir, sin que la persona sienta molestias, por lo que la detección temprana es clave para prevenir problemas mayores.
Las personas mayores de 50 años, o aquellas con antecedentes familiares de pólipos o cáncer de colon, tienen un mayor riesgo de desarrollar estas lesiones y, por lo tanto, se recomienda que consulten con un(a) médic@ expert@ para informarse de la estrategia preventiva más razonable en su situación.
¿Cómo quitan los pólipos del colon?
Como puedes imaginarte, para que tengas un informe en tu mano (o en tu app), de la anatomía patológica de un pólipo, te lo han tenido que extirpar durante una colonoscopia.
La técnica más sencilla para extirpar los pólipos colorrectales se llama polipectomía.
El médico endoscopista puede hacerlo con diferentes materiales, a través del canal de trabajo del endoscopio.
Te resumimos, a continuación, las recomendaciones actualizadas de la Sociedad Europea de Endoscopia Gastrointestinal (ESGE):
- El método de resección más sencillo es la pinza de biopsia y se emplea cuando son lesiones muy pequeñas, de menos de 3 mm.
- Cuando mide entre 3 y 10 mm, se suele emplear un asa de polipectomía en frío (técnica de asa fría).
- Si su tamaño es algo mayor, de hasta 20 mm, se emplea un asa de diatermia (una especie de lazo por el que pasa corriente eléctrica que permite cortar el pólipo y coagular su base para reducir el riesgo de sangrado).
- Cuando estos tratamientos no son los ideales y el pólipo es más difícil de extirpar, se emplean otros procedimientos endoscópicos. Ya te lo contamos aquí.
Un poco de historia.
Un(a) endoscopista te ha quitado el pólipo que tenías. Y el informe te ha llegado.
Te pones a leerlo y empiezan a aparecer términos como “displasia de alto grado”, “neoplasia mucosa de alto grado”, “neoplasia intramucosa” o “carcinoma intramucoso”. Reina la confusión.
Pero no te pasa solo a ti. Incluso, en algunas circunstancias, determinados especialistas pueden enredarse entre las distintas definiciones. Y no es raro.
Este barullo terminológico tiene raíces históricas. Y es que los patólogos asiáticos y los occidentales, nombraban las mismas alteraciones en los tejidos de forma diferente. En Japón, si había alteraciones en las células y en la arquitectura de las glándulas de la mucosa, ya se hablaba de “carcinoma”. Sería lo equivalente a la “displasia de alto grado” y siguientes escalones. En Occidente, por el contrario, esta denominación sólo se empleaba cuando las células tenían la capacidad de invadir.
Aquellas discrepancias generaban tal embrollo que fue necesaria una reunión en Viena para ponerse de acuerdo, allá por el año 2000. Así y todo, la medicina es “materia viva” y hubo que revisar dicha clasificación en 2002. Desde entonces, esta revisión es la que empleamos para homogeneizar los términos en los artículos científicos. Sin embargo, en la vida real, esta clasificación coexiste con las definiciones previas y la maraña de terminología aún campa por sus lares.
La torre de Babel.
Sorprendentemente, uno de los motivos para que en algunos departamentos de anatomía patológica no se empleen los términos de la clasificación de Viena es la deficiente interpretación que hacen de ellos algunos médicos. Y es que, denominar estas lesiones precoces como “neoplasia”, un concepto válido para lesiones tanto benignas como malignas y que solo significa crecimiento anormal de células, hacía que los patólogos recibieran muchas más consultas por la incorrecta asociación de la palabra neoplasia con “malignidad”. Por este asunto, casi absurdo, puede que no veas en tus informes las palabras “neoplasia mucosa”.
Las capas del colon.
Te contamos ahora cómo están colocadas las capas del intestino.
Porque sabiendo lo que es normal es más fácil hacerse una idea de lo que sucede con los pólipos colorrectales.
La capa más superficial se denomina capa mucosa y se subdivide, a su vez en 3 partes:
- El epitelio: Es la zona en contacto con la luz del intestino y donde las células forman glándulas.
- La lámina propia: Un tejido de sostén. Las vigas y el armazón que sostienen la mucosa.
- La muscular de la mucosa: Una delgada capa de fibras musculares. La primera frontera verdaderamente importante en el colon.
La siguiente capa es la submucosa. Le siguen, a mayor profundidad, la capa muscular propia (aquí sí hay mayor cantidad de fibras musculares y muy bien estructuradas) y, finalmente, la serosa (una especia de “film transparente” que recubre toda la pared). Cada capa es una frontera. Mira la imagen a continuación para hacerte una idea mejor. Cuanto más fronteras traspasen las células tumorales, el pronóstico está más comprometido.
La transición entre la mucosa y la submucosa permite distinguir un tumor precoz de uno avanzado. Esto se debe a que, en la última capa mencionada (submucosa), hay vasos linfáticos. Esos que luego van a los ganglios de la zona. Si las células que están invadiendo la submucosa se encuentran con un linfático y penetran en su interior, pueden llegar a esos nódulos locales y, desde ahí, a otros órganos.
En el colon, cuando un pólipo pasa a llamarse cáncer, es porque ya ha invadido la capa submucosa. La posibilidad, en este punto, de que un tratamiento local y poco invasivo como la endoscopia consiga curarlo está más limitada que cuando el tumor solo afecta a la mucosa.
En teoría… Porque te contaremos algún detalle novedoso sobre esto al final del post.
Lo básico del informe: qué es la displasia y por qué importa.
Todo pólipo adenomatoso (y, por tanto, benigno), tiene “displasia”. Tienes que conocerlo para que no te genere ansiedad injustificada.
La displasia en un tejido es un cambio en las células y en las glándulas de la capa más superficial de la pared del tubo digestivo que está en contacto con la luz del intestino, esto es, por dónde van los restos fecales.
Lo que define la displasia es que esas células más superficiales han comenzado a ser diferentes de las normales (cambia la posición de su núcleo, se vuelve más oscuro, aumenta su tamaño respecto al resto de la célula o hay divisiones celulares extrañas) y que la “arquitectura” de las glándulas que forman esas células ha comenzado a cambiar (glándulas más irregulares y células algo descolocadas).
Pero, estos fenómenos no siempre son precancerosos. En ocasiones, los cambios inflamatorios que afectan a esa capa más superficial pueden generar displasia y, sin embargo, no darán lugar a un cáncer. Suele deberse a cambios inflamatorios y se definen como “indeterminado para displasia”. Esto habrá que vigilarlo, pero eso es otro tema.
El pólipo con displasia de alto grado y de bajo grado.
Cuando el patólogo escribe en el informe las palabras “adenoma” o “displasia de bajo grado”, los gastroenterólogos solemos informarte de forma muy sucinta, algo así: “No se preocupe, el pólipo es claramente benigno”. Esto siempre es un motivo de tranquilidad para ti y para tu especialista.
La displasia en los pólipos de colon se refiere a cambios anormales en las células que forman estos pólipos, y puede ser de bajo grado o de alto grado, dependiendo de la gravedad de los cambios.
En el pólipo con displasia de bajo grado, las células muestran algunas alteraciones, como núcleos más oscuros y alargados, pero los cambios no son tan graves. La estructura del tejido en general sigue siendo bastante ordenada, aunque con algo de desorganización. Hay un aumento en el crecimiento de las células, pero no se ven signos muy evidentes de actividad celular anormal.
En el pólipo con displasia de alto grado, los cambios son más visibles. Los núcleos de las células son más anormales, con formas más variables y más actividad inusual, como divisiones celulares fuera de lo común. La organización del tejido está mucho más alterada, con estructuras irregulares. Además, las células se dividen de forma anormal más a menudo. Esta forma de displasia conlleva un riesgo mayor de convertirse en cáncer, por lo que se requiere que la extirpación del pólipo sea completa.
En todo caso, el pólipo con displasia de alto grado no es un cáncer. Es una transformación neoplásica de las células de la zona más superficial de la capa mucosa: el epitelio.
El pólipo con carcinoma intramucoso.
Carcinoma intramucoso son las dos palabras que más generan desazón en los pacientes a los que se les ha extirpado un pólipo.
Porque carcinoma suena a cáncer. Y lo siguiente que esperas escuchar es que necesitas una cirugía o quimioterapia.
Con lo que leerás a continuación podrás entender qué vas a escuchar de tu médic@ y por qué.
Eso sí, necesitarás que tu doctor(a) tenga claros los conceptos. Si no, el plan que te puede recomendar podría generarte más perjuicio que beneficio.
El carcinoma intramucoso en un pólipo colorrectal se caracteriza por la invasión de células cancerosas en la lámina propia (el tejido que sostiene la mucosa), sin invadir la submucosa, que es la siguiente capa que hay por debajo de la capa mucosa.
Esta distinción es crucial porque, al no invadir la submucosa, estas lesiones aún no tienen acceso a los vasos linfáticos y, por lo tanto, no tienen potencial de dar metástasis. Esto se refleja en su clasificación como «Tis» en el sistema TNM, indicando que es un carcinoma in situ.
Por tanto, la resección endoscópica completa es suficiente para estos carcinomas intramucosos, dado que no hay riesgo de metástasis linfática. No hace falta una cirugía adicional.
Invasión submucosa: ¿siempre cirugía?
Por supuesto, en ciencias, nada es blanco o negro.
Y aunque te hemos contado que invasión submucosa casi equivale a cáncer y resección endoscópica no curativa, cada vez hay más pruebas de que algunos tumores que invaden esta capa del colon, incluso afectando a una parte importante de su espesor, pueden curarse con tratamientos endoscópicos poco invasivos.
Por eso, cuando el patólogo estudia la muestra al microscopio, revisa que no haya otros factores que puedan incrementar las probabilidades de afectación linfática, más allá de la propia invasión de la capa submucosa.
Que no haya ningún otro factor que aumente el riesgo de que las células se vayan a los ganglios es de vital importancia. De hecho, recientemente, un metaanálisis (una colección de estudios que se analizan juntos) concluyó que, incluso si la afectación de la capa submucosa es profunda, siempre que no haya otros factores de riesgo en la imagen microscópica (células muy indiferenciadas o metidas en el interior de los vasos o los ganglios linfáticos del pólipo degenerado), la probabilidad de metástasis linfáticas es escasa. Por eso, desde entonces, indicar una cirugía siempre que un pólipo degenerado, solo porque tenga invasión submucosa, es un asunto que reconsiderar con tu médic@.